Revista Académica Divulgativa Arjé, Julio - Diciembre 2020, Volumen 3, Número 2
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Editorial
n el siglo XX y XXI han ocurrido muchos
cambios tecnológicos y sociales que
han impactado al mundo. Desgracia-
damente, la escuela no se transforma al mismo
ritmo de la sociedad. Prueba de ello, es que la
educación no ha sufrido cambios significativos
en sus procesos áulicos, sigue siendo lineal.
Por lo general, el docente es el centro de aten-
ción y controla todo el proceso de aprendizaje,
ya que se considera como único proveedor y
conocedor de las temáticas por enseñar.
Según esta línea, Chubb y Moe (1990) estable-
cen que la educación tradicional fue estable-
cida durante la era industrial como respuesta,
en gran parte, a la necesidad de preparar a la
fuerza laboral para una industrial en crecimien-
to. Este sistema educativo se fundamentó en
una gran cantidad de horas pupitre, un conte-
nido de aprendizaje obligatorio y por activida-
des en el aula manejadas por el profesorado;
asignaturas y rutas de aprendizaje fracciona-
das con objetivos y contenidos de aprendizaje
que, por lo general, se encontraban muy aleja-
dos de los requisitos de los empleos que el es-
tudiantado necesitaba después de graduarse.
Sin duda alguna, el enfoque anterior de ense-
ñanza se sigue desarrollando en muchos paí-
ses del mundo y el nuestro no es la excepción;
basta con asistir a una escuela, colegio y a mu-
chas universidades y visualizar el escenario que
se presenta, desde el orden de los pupitres, ubi-
cados uno detrás del otro, hasta una pizarra al
frente en la que el profesor dicta su cátedra.
Seguramente, si ustedes ven una fotografía de
cien años atrás y una actual de un salón de
clases, no encontrarían muchas diferencias.
Desde la Primera Revolución Industrial hasta la
Cuarta Revolución, que se supone es en la que
nos encontramos, han existido cambios vertigi-
nosos y drásticos en los bienes y servicios que
se producen como en las telecomunicaciones,
las computadoras, la robótica, el Internet de las
cosas, la impresión 3D, la inteligencia artificial,
la realidad virtual, entre otras, las cuales han
venido a transformar la sociedad con conoci-
mientos que evolucionan a alta velocidad.
Lo anterior, nos lleva a preguntarnos ¿cuál es
el papel que debe jugar la educación en esta
Cuarta Revolución Industrial o en este nuevo
milenio? Sin duda alguna, los sistemas educati-
vos no pueden quedar ajenos a estos cambios,
los cuales, han venido a modificar la sociedad
con conocimientos y tecnología que se trans-
forman a muy alta velocidad.
Frey y Osborne establecen, en un estudio rea-
lizado en el 2013, que el 47 % de los empleos
en los Estados Unidos podrían desaparecer al
ser reemplazados por robots y tecnología au-
tomatizada en las próximos 20 años, si esto
es así, imaginen el impacto que la automati-
zación tendría en nuestro país y la obligación
que tenemos en mejorar las políticas educati-
E
M.Sc. Francisco González Calvo
https://orcid.org/0000-0001-6406-8504
Editorial
Retos de la Educación en el nuevo milenio
Director Ejecutivo, CFPTE
fgonzalezc@utn.ac.cr
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vas y, por ende, la trasformación del currícu-
lo universitario y todo lo que se imparte en los
salones de clases, laboratorios y talleres, para
poder desarrollar en la población estudiantil las
competencias tecnológicas, que les permitan
adquirir las habilidades, para enfrentar la nue-
va fuerza laboral que necesita la sociedad en
general.
Sin duda alguna, este nuevo talento humano
debería tener un conocimiento muy avanzado
en el desarrollo y funcionamiento de las dife-
rentes máquinas y cómo estas utilizan los datos,
la computación, las matemáticas, la progra-
mación y la inteligencia artificial. Estas nuevas
competencias las podemos ejemplificar en la
película “Charlie y la fábrica de chocolates”,
en esta, el padre de Charlie
pierde su empleo al ser sus-
tituido por un robot, sin em-
bargo, tiempo después es
recontratado para que le dé
mantenimiento (seguramen-
te tanto mecánico como
en programación) al robot
que antes lo había sustituido,
es decir, se necesitó de las
destrezas humanas, lo que
evidencia que los jóvenes
deben estudiar y prepararse
para el futuro.
La educación no puede que-
dar ajena a estos cambios, la
educación técnica secundaria y la educación
universitaria están en la obligación de formar
a las personas que se insertarán en la nueva
industria del conocimiento y la tecnología. El
nuevo capital humano debe prepararse, de
tal manera que su inclusión en el trabajo sea
natural y armoniosa, por ende, en nuestro caso
particular, la academia debe mantener una
relación directa con los diferentes sectores
sociales, para que los egresados logren esta
inserción laboral de la manera más natural;
es por esto que, la educación superior debe
plantearse las siguientes preguntas:¿cuál debe
ser el rol de la universidad en la formación de
profesionales con miras a la Revolución 4.0?,
¿cómo debe ser la mediación pedagógica
para que nuestra población estudiantil adquie-
ran competencias pertinentes en esta Cuarta
Revolución Industrial?, ¿cuál es la preparación
que deben tener las universidades públicas y
por ende sus académicos, para impartir las ca-
rreras del futuro?
Estas preguntas nos deben llevar a reflexionar
sobre el papel que tenemos como universidad
y qué rumbo se debe tomar. Algunos autores
están de acuerdo con la idea de que los em-
pleos del futuro aún no han sido creados, pero
los cambios en los empleos actuales nos están
dando algunas pistas al respecto.
Ahora bien, las competencias blandas deben
ser parte de la formación del estudiantado en
la universidad del nuevo
milenio, entre estas ci-
tamos: la resolución de
problemas complejos, el
pensamiento crítico, la
creatividad, el manejo
de personal, el trabajo
en equipo, la inteligen-
cia emocional, el juicio
y la toma de decisiones,
entre otras, que hacen
referencia a competen-
cias que las personas
deberíamos tener para
un buen desenvolvi-
miento en la sociedad
actual y del futuro.
La oferta académica de las universidades
debe actualizarse rápidamente con carreras
de corte tecnológico, con programas de estu-
dio apropiados y con una infraestructura más
asociada al conocimiento y a la tecnología
que a la Física.
Sin duda alguna, muchas de las universidades
apenas están dando el salto a la formación de
jóvenes con las competencias indicadas, el fu-
turo nos alcanzó y la formación del estudian-
tado debe dar un giro que le lleve a alcanzar
el éxito para el bien propio y de la sociedad
costarricense.
La oferta académica de las
universidades debe actualizarse
rápidamente con carreras de cor-
te tecnológico, con programas
de estudio apropiados y con una
infraestructura más asociada al
conocimiento y a la
tecnología que a la Física.