Editorial
Vol. 4,
N.°2
2021
Revista Académica Divulgativa Arjé
ISSN: 2215-5538 Julio a Diciembre, 2021 Volumen 4, Número 2
Editorial
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Una reflexión en relación con la Conservación y la Restauración de
Ecosistemas, en la declaratoria de las Naciones Unidas y del programa
para el medio ambiente (PNUMA) periodo 2021-2030.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró (2021-2030) la
década para la Restauración de los ecosistemas, decisión muy acertada,
por la condición en la que se encuentra el planeta. Este manifiesto debe
ser ratificado, como un compromiso impostergable que asuman los
gobiernos de todos los países del orbe, fundamentalmente, para
contrarrestar los efectos del cambio climático y la pérdida de la
biodiversidad, así como para mejorar la seguridad alimentaria y el
suministro de agua, en complemento y en armonía invariable con los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
De acuerdo con las Investigaciones realizadas por el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año en el
mundo se deforestan 10 millones de hectáreas de bosques, equivalente al
tamaño de la República de Corea o el doble de la superficie de Costa
Rica (FAO-PNUMA, 2020).
Asimismo, según el informe realizado bianualmente por Planeta Vivo (2020),
organización financiada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF),
las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces
sufrieron una disminución promedio del 68%, como consecuencia del
Dr. Emmanuel González Alvarado
Rector
Universidad Técnica Nacional, Costa Rica
Contacto: egonzalez@utn.ac.cr
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antropocentrismo humano. En América latina, la reducción promedio se
calcula en un 94 %, amenazando bosques, humedales y sobre explotación
de especies.
Históricamente, se visualiza a la Vida y la Tierra como un ente, en la que la
Gaia (nombrada así a la Tierra por la diosa que la representa en la
mitología griega), en su auto organización, ha sido capaz de soportar crisis
similares como la caída de grandes meteoros, los ciclos de Milankovitch, la
dinámica geológica con grandes emisiones de gases y ceniza a la
atmósfera, entre otros cataclismos, los cuales han causado cambios en la
temperatura promedio de su superficie, acabando con la mayor parte de
las especies vivientes que existen al momento de ocurrencia de las
catástrofes.
Además, la Gaia como unidad de vida, los seres humanos violamos sus
principios ecosistémicos, los cuales permiten el equilibrio dinámico, que al
fin y al cabo también es nuestro; por lo que, nos hacemos daño a nosotros
mismos. Estas razones inciden en que la vida quiera desaparecer a la
misma vida, lo cual es nuevo en la historia de Gaia y la economía está
jugando un papel muy importante en este proceso.
Este antropocentrismo, que ha caracterizado el accionar de los seres
humanos, es contrario al principio de organismo viviente, que es nuestra
casa común. Nuestro patrimonio natural está limitado con recursos finitos y
no todos renovables, y si le adicionamos una población que supera,
actualmente, los 7700 millones de Homo Sapiens, nuestro accionar debe
transformarse para reconfigurar las formas en que se utilizan y se distribuyen
dichos recursos, no han de seguir patrones de consumo sin límites, sin que
exista una responsabilidad para que las futuras generaciones puedan
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disfrutar, en paridad de condiciones, nuestro hogar al igual que la
descendencia que nos antecedió.
Es por estas razones, de manera muy acertada y oportuna, que la Revista
Académica Divulgativa Arjé asigna esta II edición 2021 a reflexionar,
mediante la publicación de diversos artículos alusivos a esta temática,
tanto por académicos de la Universidad Técnica Nacional (UTN), así como
por centros especializados como lo son el marco de acción de Carta de
la Tierra y, de manera especial, se presente una propuesta muy
esperanzadora para la UTN, como lo es la conceptualización del Centro
de Estudios sobre Desarrollo Sostenible (CEDS), entre otros manuscritos de
igual relevancia.
La importancia de que las universidades asuman estos retos en la
promoción de acciones investigativas, de extensión, en la vida académica
y estudiantil para poder mitigar y enfrentar esta tragedia planetaria, son
fundamentales. La incorporación de la dimensión ambiental, como una
acción que transversalice el currículo universitario de forma sistémica e
interdisciplinaria, es vital para que el Modelo Educativo de la UTN (2016),
sustentado en ejes como el humanismo, el holismo la biopedagogía y la
ecotransformación, se convierta en el sustento que oriente la
consolidación para la construcción de comunidades sostenibles, o eco
campus.
Este fundamento de compromisos orientadores, rompe con el pensamiento
lineal y fraccionado, que han caracterizado el accionar de nuestras
decisiones, en relación con la visión antropocéntrica que ha forjado el
destino organizativo de las sociedades en nuestro planeta, abordado por
un consumo insaciable de nuestro patrimonio natural, una utilización del
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cambio en el uso del suelo, sin mediar planificaciones que respondan a un
ordenamiento orientado, lo expuesto con una mirada en el biocentrismo y
sin considerar que cuenta con recursos finitos.
Lo anterior, aunado a un crecimiento de la población sin límites y una
economía de libre mercado, que galopa libremente por nuestra casa en
común, trasladando las externalidades hacia la biosfera, en forma de
residuos sólidos, líquidos, gaseosos y particulados, generando en la mayoría
de sus acciones tratamientos inadecuados, que mitigue sus eventuales
impactos y efectos de forma negativa.
En la encíclica Laudato si, mi Signore Alabado seas, mi Señor” (2015)
planeada por el papa Francisco, se resalta la necesidad del cambio de
paradigma cuando nos indica lo siguiente:
Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la
humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen
común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por
todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas
convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran
desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos
de regeneración (Vaticano, p.155).
Así las cosas, debemos de ser consecuentes con esa propuesta a nivel de
cambio de paradigma e iniciar hoy, desde lo más profundo de nuestro
corazón, ser congruentes con nuestras familias, en nuestra comunidad, el
trabajo, la vida cotidiana y, por consiguiente, con nuestros hermanos
planetarios, para que juntos en una sinergia irreversible, compartamos
nuestra casa en común, en armonía, respeto, paz y, sobretodo, un amor
profundo por todos los seres que la habitamos.
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Para lograr lo anterior, desde la visión de la tecnocracia, la mediación, que
por misma genera la ingeniería sostenible, el ecodiseño, el ciclo de vida
del producto, el desarrollo de la química verde, la ecología industrial, la
energía renovable y la nanotecnología verde, se deben tomar acciones
para construir comunidades, que ayuden en la conservación y
restauración de los ecosistemas.