Revista Arjé: Mediación Pedagógica a través de la divulgación y la ciencia
E-ISSN: 2215-5538, Vol. 5, N.º 2
Julio a diciembre, 2022
Huellas talentosas
Ramírez, R. Poesía y cuento
1
Infancia
Abuelita, ¿qué jugabas
cuando eras chiquita?
Cajita forrada
con tela floreada,
recuerdos guardados,
saca de un armario.
Me enseña con cariño
cromos atesorados
mientras va contando:
Gallinita Ciega,
quedó, elástico,
bolinchas y trompos,
rayuela y ambo.
Después de un rato
me enseña a jugar,
con suaves golpes
los cromos voltear.
Tarde de recuerdos,
risas y nostalgia,
viendo a mi abuelita
volver a la infancia.
Laura Ramírez Sequeira
Escuela Ciudadela de Pavas, Costa Rica
laura.ramseq@hotmail.com
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2
En la selva
La tigresa Melba
pasea por la selva,
en busca de alimento
para su hijo hambriento.
Se oye su rugido “RRR”,
el bebé contesta “RRR”.
Está muy contento,
pues mamá se acerca.
Después de comer
se van a jugar,
la vida en la selva
suelen disfrutar.
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3
Duendes
Siete duendecitos
están encargados
de pintar el arco iris,
con pinceles dorados.
El mayor de ellos,
toma el rojo de las rosas,
de las fresas y la sandía,
dice que es el color
del amor y de la vida.
Otro llena su pincel,
con naranjas y mandarinas,
refleja así entusiasmo,
fortaleza y alegría.
Un rayito de sol
usa otro duende pintor,
porque el amarillo le gusta
y lo llena de inspiración.
El cuarto duende
pinta de color verde,
se le regó la pintura,
sobre las plantas y el césped.
El quinto duende,
con calma y tranquilidad,
pintó su parte de azul,
como el cielo y como el mar.
Índigo es el color
que representa los sueños,
esta parte la pinta
un duendecillo risueño.
Llena de belleza y magia
la última parte es violeta,
que pinta con entusiasmo
una duende muy coqueta.
Se ha acabado el trabajo,
los duendes hicieron su parte
y nosotros admiramos
esa gran obra de arte.
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4
Creando recuerdos
Este es el momento
de crear recuerdos.
Dame tu mano,
cuéntame un cuento.
Vivencias sencillas,
de todos los días.
guardaré en mi mente
con gran alegría.
Bailemos juntitos,
dibujemos flores,
luego las pintamos
de vivos colores.
Volemos cometas,
Y mientras suben;
imaginemos
formas en las nubes.
Hagamos carreras,
comamos galletas.
Compartamos bailes,
saltos y piruetas.
Cuando sea grande
y vea el pasado,
tendré mil recuerdos
contigo a mi lado.
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5
Viaje al espacio
Tres…
Dos…
Uno…
Despegó
Cuando Juan viajó al espacio
vio la luna de cerquita,
las estrellas que brillaban
azules, rojas y amarillas.
Conoció marcianos,
y algunos selenitas.
Vio meteoritos,
satélites, cometas,
la Tierra y otros planetas.
¡Oh, no! Turbulencia.
No era una buena noticia.
Mayday, SOS
Houston, tenemos un problema.
No había comunicación
con la torre de control.
Todo volvió a la calma,
cuando sintió a su mamá
al lado de su cama.
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6
Casca y Bel
Dos hermanos duendes
viven en el bosque.
Recuérdalo bien:
Casca y Bel son sus nombres.
Casca anda callado,
con ceño fruncido
Bel siempre se ríe
y hace mucho ruido.
Casca se enoja,
pues no le gusta el día,
Bel lo disfruta
con gran alegría.
A Casca no le gusta
tampoco la noche,
Bel se divierte
Al salir en su coche.
A Casca le disgusta
cuando hace calor,
mientras Bel se pone
de muy buen humor.
Pero si de algo disfrutan
Casca y Bel
es sentarse juntos
a comer pastel.
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7
Niños
Los niños de ahora
no son como los de antes,
ya no juegan con trompos y muñecas,
sino con teléfonos y tabletas.
Hoy Serafín
quiere ser bailarín,
su amiga Lucía
desea ser policía,
Andrés sueña con ser diseñador,
y Ana con manejar un tractor.
José quiere jugar a la casita,
Amanda ser una gran futbolista,
pero en algo se parecen,
en algo son iguales:
quieren vivir sus sueños,
de su futuro ser dueños
esperan vivir en paz,
mejorar la humanidad.
Que los llenemos,
de respeto y amor,
para tener un presente
y un futuro mejor.
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8
El truco
Sin sin salarín,
dijo el mago Joaquín
para sacar de su sombrero
un gran y blanco conejo.
Primero sacó un balón,
luego un pequeño ratón.
Después una bailarina
y un helado con gelatina.
Sacó dulces, caramelos
y los cuentos de su abuelo.
De su sombrero, también sacó
una cabra y un caracol.
Varios juguetes, una silla
y una mona con sombrilla.
Fueron surgiendo miles de objetos,
pero ni sombra del gran conejo.
Siguió el mago sacando cosas
grandes, pequeñas, serias, graciosas.
Pasaron minutos, horas y días,
seguían brotando mil chucherías.
Mientras, el conejo muerto de risa
por salir no tenía prisa.
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9
Papalote
Un papalote de colores
quiso llegar al sol,
por lo que, en un descuido
del niño se escapó.
Muy contento iba flotando,
lo vio lamentarse,
trató de volver con él,
pero por más que intentó
el aire lo empujaba
y en vez de bajar, subió.
Le pidió ayuda,
a una golondrina,
que continuó su vuelo
hacia la colina.
Luego, rogó a una paloma
que con ramita en el pico
veloz se fue a la loma.
Por fin, convenció al viento,
que lo volviera a bajar,
haciéndole la promesa
de no volver a escapar.
Cuando estuvo en la mano,
de algo se percató:
¡La sonrisa del niño
era más linda que el Sol!
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10
Cuento
En búsqueda de la Navidad
Todo empezó un mes de noviembre, al ver los adornos en las vitrinas de las
tiendas, y preguntarme cuál de estas figuras era la verdadera Navidad.
Buscaba en muchas partes, en enciclopedias hasta en cuentos. Todos
hablaban de que cuando uno de ellos faltaba, no iba a haber Navidad.
Una noche, después de comer tres de los ricos tamales de mi abuela, me
acosté y al quedarme dormida fui entrando en un mundo mágico… cubierto
de nieve, donde los árboles estaban llenos de lucecitas blancas que se
encendían y apagaban de forma intermitente, no había flores, sin embargo,
los bastones y confites daban al lugar un aspecto festivo.
Me froté los ojos, me sacudí la nieve… un momento ¿nieve? Al vivir en un
clima tropical eso era lo más raro que me había pasado… pero después de
comer tres tamales, cualquier sueño era posible.
Una vocecita detrás de mí me dio la bienvenida, volví a ver de quién era y
para mi asombro era un hombrecillo de unos 50 centímetros, llevaba un traje
rojo con accesorios dorados y unas botitas verdes, que me hacía recordar a
aquellos duendes vistos en los últimos días en mi infantil investigación. Al
principio creí que era un adorno, pero empezó a moverse, no supe en qué
momento estuve sentada en la rama de uno de los árboles, y con una palidez
que pude haber sido confundida con una de las luces que brillaban en los
árboles. Bajé con la ayuda del hombrecillo después de oírle cantar:
“Soy Andrés el duendecillo,
alegre y siempre cortés,
a buscar la Navidad
te llevaré en un dos por tres”.
Tomó mi mano y me condujo donde un muñeco de nieve, a quien le pregunté
si él era la Navidad, a lo cual, con voz fuerte y resuelta, contestó -por
supuesto, que lo soy… pero el duendecillo lo interrumpió y cantando dijo:
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11
“Él no es la Navidad,
es solo un personaje gustado
es más, si le echas sirope
será un rico granizado”.
Entonces, otra vez tomó mi mano y llegamos a una casa grande y acogedora,
bellamente adornada, tocamos la puerta y otro duendecillo salió invitándonos
a entrar, ahí sentado en una mesa, comiendo galletas y leche estaba Santa
Claus, en persona. Pensé: aquí terminó mi búsqueda, esa era la verdadera
Navidad, pero, increíblemente, el duende empezó a decir:
“Él es solo un personaje que nace
en nuestra imaginación,
y para algunas personas
hace vivir la ilusión.
Aunque chicos y grandes
dicen que él es la Navidad,
no lo creas, no es cierto,
para nada es verdad”.
El duendecillo entonces me llevó a una habitación donde había miles y miles
de cajas de regalo, pude ver ahí muñecas, bicicletas, bolas, robots y otros
juguetes más.
Todas las cajas forradas de bellos colores, con grandes lazos. Empecé a
sumergirme como si fuera una piscina. Entonces, fue cuando vi una cajita
café, hecha de madera muy rústica, que por su sencillez llamó mi atención y
cuando la abrí salió una gran luz y en el centro un niño envuelto en pañales,
y vi en sus ojitos el amor más grande de todos, felicidad y paz. Él era la
respuesta.
Me volví para despedirme de mi guía y para mi sorpresa, ya no estaba, solo
un papelito en el que leí:
“No soy en realidad un duende,
soy un ángel mensajero.
Enviado para mostrarte
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12
de Navidad, el sentido verdadero.
Nos vestimos de muchas formas,
para cuidar tus caminos,
para darte mensajes
del único Dios divino.
Para mí fue un placer,
buscar la verdad contigo,
si otra vez me necesitas,
sabes que cuentas conmigo”.
Me desperté en ese momento, ya no tenía duda… había encontrado la
verdadera Navidad.
