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Revista Arjé: Mediación Pedagógica a través de la divulgación y la ciencia
E-ISSN:2215-5538, Vol. 6, N. º1, enero a julio, 2023
Artículo
Rojas-Brenes, S. (2023). Experiencias de enseñanza de la literatura a través de
la virtualidad durante la pandemia por COVID-19.
Experiencias de enseñanza de la literatura a través de la
virtualidad durante la pandemia por COVID-19
Literature teaching experiences through virtual learning during
COVID-19 pandemic
Silvia Rojas-Brenes
Universidad Técnica Nacional, Costa Rica
srojasb@utn.ac.cr/silrojas27@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5450-7013
Resumen
Se pretende describir los retos del proceso de mediación de la literatura a
través de la virtualidad durante el 2020-2021 en los cursos de Literatura
Universal, Literatura Costarricense e Identidad Nacional y Literatura
Latinoamericana y Costarricense de la Subárea de Formación Humanística de
la Universidad Técnica Nacional, sede San Carlos. La investigación cualitativa
se desarrolla según el método fenomenológico, ya que describe y reflexiona
sobre un fenómeno vivido en el contexto socioeducativo. Para la recolección
de información se recurrió a entrevistas cualitativas a dos de las personas
docentes que impartieron dichos cursos durante los periodos lectivos
afectados por la pandemia. El material de análisis de esta reflexión lo
conforman, tanto las experiencias de mediación de los entrevistados, como
las de la investigadora, de las cuales se desprende que, a medida que se tiene
mayor alfabetización digital, se abordó mejor el cambio hacia la virtualidad y
quienes debieron aprender sobre la marcha toparon con grandes retos
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personales y profesionales. Además, se identificó como una necesidad la
capacitación en temas de tecnologías educativas.
Palabras claves: Educación a Distancia, Enseñanza de la Literatura,
Competencias del Docente, Alfabetización Informacional.
Abstract
The purpose is to describe the challenges of the process of mediation of
literature through virtuality during 2020-2021 in the courses of Universal
Literature, Costa Rican Literature and National Identity and Latin American
and Costa Rican Literature of the Sub-area of Humanistic Formation of the
Universidad Técnica Nacional, San Carlos campus. The qualitative research is
developed according to the phenomenological method, since it describes and
reflects on a phenomenon lived in the socio-educational context. For the
collection of information, we resorted to qualitative interviews with two of the
teachers who taught these courses during the school periods affected by the
pandemic. The material for analysis of this reflection is made up of the
mediation experiences of the interviewees, as well as those of the researcher,
from which it can be deduced that, the greater the digital literacy, the better
the change towards virtuality was approached and those who had to learn on
the fly encountered great personal and professional challenges. In addition,
training in educational technologies was identified as a need.
Keywords: Distance Education, Literature Teaching, Teacher Competencies,
Information Literacy.
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Introducción
Los cursos de literatura forman parte de la oferta de la Subárea de Formación
Humanística de la Universidad Técnica Nacional; quiere decir que no figuran
dentro del programa de estudios de una carrera y que el estudiantado que los
cursa se conforma de individuos cuyo interés por la literatura puede ser
genuino o meramente instrumental.
Hasta inicios de 2020 dichos cursos se impartían de forma presencial, pero las
medidas sanitarias para evitar la propagación del virus SARS-COv-2 obligaron
a cerrar las aulas y comenzar la enseñanza universitaria virtual, aprovechando
las plataformas educativas que llevan varios años en uso con propósitos —
hasta entonces— específicos, como cursos de capacitación docente, de
extensión o de idiomas.
En muchos casos, el cambio abrupto dejó ver que no se estaba preparando la
transformación curricular para una adecuada educación virtual o bimodal, por
el contrario, se anunció el traslado de todos los cursos presenciales a la
modalidad remota para asegurar la continuidad del curso lectivo 2020 que
comenzó de forma presencial.
El personal docente se vio obligado a adaptarse a las circunstancias y utilizar
lo que cada uno podía implementar por sus medios. Para conocer las opiniones
del estudiantado afectado basta con buscar “#virtual” en redes sociales:
fueron evidentes las diferencias en la alfabetización informacional de sus
profesores; incluso varios de ellos vieron la oportunidad de incluir los recursos
multimedia de la era de las comunicaciones e innovar en sus clases, otros,
debieron aprender a usar una computadora con grandes dificultades.
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La reflexión que se desarrolla en este caso toma las experiencias de tres
docentes que participaron en el cambio de la educación presencial a la virtual
durante el 2020 y el 2021, mientras impartían cursos de Literatura Universal,
Literatura Costarricense e Identidad Nacional y Literatura Latinoamericana y
Costarricense. Dos de esos docentes fueron entrevistados y la investigadora
constituye una tercera voz, con lo cual se obtiene una riqueza de opiniones
que muestra algunas dificultades y ventajas de ambas modalidades.
Dentro de los objetivos puntuales de la investigación está describir las
ventajas de la enseñanza virtual para el estudio de la literatura, en
comparación con la enseñanza presencial que, tradicionalmente, se refiere al
estudio panorámico de los textos impresos de la literatura universal (también
puede ser latinoamericana, costarricense, femenina, de vanguardia, entre
otras). En el área de las Humanidades suele usarse el modelo de enseñanza
historiográfico o, en el mejor de los casos, desde una perspectiva
interpretativa. Además de que se parte de un corpus de títulos y autores
canónicos de gran circulación para asegurar la disponibilidad del material o
que figuren en alguna antología de lectura.
La virtualidad facilita la distribución de las obras literarias y aumenta la
disponibilidad de los textos en forma digital, con la posibilidad de descargarlos.
El estudiantado que no poseía medios económicos para adquirir libros ahora
puede leerlos en su pantalla. Sumado a esto, actualmente, existen muchos
audiolibros de obras clásicas que pueden conseguirse por sumas bajas o
gratis. Es decir, a quienes les disgustaba leer ahora tienen una alternativa.
Ligado al punto anterior, la disponibilidad de los materiales le permite al
estudiantado leer en sus casas, a su ritmo y en el espacio que les convenga.
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No es necesario invertir tiempo de las sesiones sincrónicas para esto, como sí
ocurría en clases presenciales. Para que resulte exitosa la lectura, es
indispensable que el grupo estudiantil se responsabilice de su tiempo, de sus
asignaciones y del proceso de aprendizaje, por lo cual, el docente debe dejar
indicaciones claras, planificar las lecturas para fechas específicas y motivar al
grupo estudiantil a leer. Además, el apoyo de materiales complementarios en
línea, los juegos y otros pueden usarse como incentivo en la modalidad virtual.
Con lo anterior se llega a otra ventaja: la cooperación pedagógica, que
consiste en el apoyo de la comunidad global de Internet, donde un docente
puede elaborar material para el grupo y compartirlo en línea o buscar material
elaborado por otros docentes, como videos, explicaciones, resúmenes, entre
otros. Por lo que es evidente el incremento de videos en YouTube elaborados
por docentes para apoyar sus clases a distancia o por estudiantes como
resultado de una evaluación. También, existen grandes bibliotecas virtuales,
bases de datos especializadas, herramientas educativas, comunidades de
aprendizaje en línea, redes sociales para educación y muchos otros elementos
que conectan a los docentes y estudiantes del mundo con el objetivo de
compartir la información y el conocimiento.
Se conocen otros aspectos positivos, pero vale la pena mencionar la
gamificación, que consiste en el uso de juegos para el apoyo del aprendizaje.
El componente lúdico brinda beneficios enormes, cuando se está jugando, se
motiva a leer, la competencia incentiva la participación y convierte el deber
en una diversión. De tal manera que existen juegos para presentar, evaluar o
discutir temas de clase. En el caso de la literatura, se pueden aplicar en dos
sentidos: el docente fabrica un juego basado en el argumento del texto en
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estudio para que participe el grupo estudiantil o se asigna la confección de
juegos al estudiantado para que sea evaluada la comprensión del texto. De
las alternativas mencionadas, la investigadora prefiere la segunda y ha
obtenido resultados positivos en el estudio de la obra literaria La Divina
Comedia con tableros de juegos de mesa en clase presencial y la novela La
Odisea con juegos interactivos.
Ahora bien, enumerar beneficios de la virtualidad puede llevar a cuestionarse
sobre aquellos aspectos que, por el contrario, dificultarían la enseñanza de la
literatura, de acuerdo con la experiencia de los docentes que impartieron
clases de literatura en la modalidad remota, los más notables fueron las
siguientes:
El acceso a Internet: no se puede garantizar que la enseñanza virtual esté al
alcance de todas las personas. Muchas zonas rurales no cuentan con cobertura
de telecomunicaciones o, incluso, electricidad; otras, poseen acceso limitado
y está el caso de los individuos que no poseen computadora, tableta o teléfono
celular, al respecto, cabe destacar, que solo en edad escolar, cerca de 426
000 infantes y jóvenes no cuentan con acceso a Internet (Rodríguez, 2021),
aunado a que tampoco la totalidad del profesorado tiene aparatos electrónicos
adecuados y conectividad estable, lo expuesto refleja que impartir clases
desde su residencia implica la necesidad de contratar servicios de banda
ancha, además de equipo que funcione correctamente.
Una limitación específica de Costa Rica: los textos literarios nacionales no
están disponibles en forma digital con la misma frecuencia de los de literatura
universal, algunos porque están protegidos por derechos de autor y otros
porque solo han sido reproducidos de forma impresa. Resulta una limitante a
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la hora de enseñar de forma virtual porque no se puede pedir al grupo
completo que lo lea en un formato que no existe y obliga a buscar textos que
sí lo estén, aunque no sean los más adecuados para el objetivo de aprendizaje
definido.
Reflexión
La voz de los docentes de literatura ofrece información valiosa que debe ser
compartida con la comunidad académica, pues ofrece la posibilidad de replicar
aquello que resultó positivo y evitar las prácticas o situaciones que resultaron
experiencias negativas. De las conversaciones que la investigadora sostuvo
con sus colegas, que impartieron cursos de literatura durante el 2020 y el
2021 de forma virtual, se reunieron los datos que se describirán a
continuación.
En primer lugar, el cambio de la presencialidad a la virtualidad resultó más
fácil para los docentes que tenían mejor alfabetización digital. En la medida
que se desconocía el uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación, mayores las dificultades para continuar el curso que comenzó
de forma presencial.
Hay que partir del supuesto que en las universidades hay docentes de muchas
generaciones: los que estudiaron y trabajaron de forma análoga y en sus
últimos años se les ha pedido que usen el ambiente virtualizado; aquellos
quienes estudiaron sin apoyo tecnológico, pero lo han ido integrando a su
quehacer en estos días y aquellos más jóvenes que ven la computadora como
la única herramienta viable para trabajar. Casi es posible extrapolar este
ejemplo a la diversidad de estudiantes que están en las aulas, no se puede
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suponer que todos ellos tienen rangos de edad similar, por el contrario, cada
vez más se presentan personas de todas las edades y, por ende, de
capacidades informacionales distintas.
Ello lleva a la necesidad de flexibilizar los materiales de clase e incluir aquellos
que ofrece la era digital. No se trata de digitalizar cada texto que se ha usado
por años o de sustituir la pizarra por una pantalla, sino de integrar la diversa
gama de opciones: videos, infografías, blogs, redes sociales y otras como
alternativas de trabajo. Lo anterior no significa que el cuerpo docente esté en
la obligación de saberlas usar todas y gastar las sesiones sincrónicas en
explicar su funcionamiento, sino que, en la medida que cada profesional
pueda, aprenda a usar unas cuantas, para modernizar la presentación de sus
contenidos, o bien, solicite al grupo estudiantil que produzca en ellas una
representación del tema tratado en la clase.
La era en la que vivimos aprecia el atractivo visual, la brevedad y la
integración del movimiento y, por eso, resulta necesario sustituir la clase
virtual que se imparte como si fuera presencial, donde el docente habla por
horas mientras comparte texto en la pantalla. Las experiencias de aprendizaje
se pueden enriquecer con otras expresiones artísticas, como la música o las
artes plásticas. Así también, es más sencillo contextualizar una obra literaria
gracias a las evidencias disponibles en Internet: videos, fotos, documentos,
películas o música de cierta época que llevan al contacto del estudiantado con
la literatura que se enseña en cada sesión.
Es relevante notar que, a medida que un docente descubre ventajas en el uso
de la virtualidad, avanza en la búsqueda y práctica de herramientas que lo
apoyen en su trabajo o intente sustituir alguna que le resulta poco amigable,
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por ejemplo, los registros de calificaciones integrados en las plataformas
educativas tienen defensores y detractores, por lo que los docentes
entrevistados prefieren llevar sus datos, uno en la herramienta de Google y
otro, en una hoja de cálculo. En síntesis, el registro a mano ha quedado
superado por varias formas electrónicas.
En cuanto a estrategias de evaluación, parece imprescindible cambiar el
formato de prueba escrita tradicional en la modalidad virtual (que de por sí se
viene relegando a otras evaluaciones), debido a la poca supervisión que se le
puede dar a la ejecución de esta. El trabajo colaborativo, las comunidades de
aprendizaje y la elaboración de proyectos arrojan mejores resultados, pues
llevan al estudiantado a investigar y dialogar para presentar un producto, en
lugar de dejar en un cuestionario información que es difícil de verificar como
original. El uso de instrumentos de evaluación, como las rúbricas y las escalas
de calificación, siguen siendo aliados para los docentes en tiempos de
enseñanza virtual, además se integra la autoevaluación o la coevaluación para
democratizar la obtención de las calificaciones.
Hasta este punto se han comentado algunos alcances de la enseñanza virtual,
pero antes de pasar a la reflexión de algunas limitaciones que han enfrentado
los docentes de literatura, queda mencionar un aspecto que, per se, se
considera relativo: el tiempo.
¿Aumenta la cantidad de trabajo cuando se imparten clases virtuales? La
respuesta depende, como tantos otros factores, del nivel de alfabetización
digital de cada docente. Las herramientas educativas se generan con la
intención de facilitar el trabajo, de reducir el tiempo de procesar los resultados
y agilizar la comunicación, pero se necesitan horas para aprender a usarlas si
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se busca obtener esos beneficios, o implican un pago para diversificar sus
funciones. Se puede percibir el tiempo de trabajo como una sobrecarga, largas
horas de revisión y confección de materiales si debe comenzar de cero. Caso
contrario, si desde antes de la pandemia se aprendió sobre las aplicaciones
educativas de la tecnología y el Internet, impartir clases de forma virtual no
resulta un exceso.
No obstante, el trabajo prolongado frente a una computadora puede causar
fatiga a nivel cognitivo, porque tanto el tiempo de la clase, como el de revisar
o el de planear se ejecuta a través del mismo dispositivo, eso sin mencionar
las dolencias y lesiones físicas causadas por malas posturas.
En esta misma línea, es momento de describir algunas barreras que los
docentes de literatura enfrentaron al impartir clases en modalidad remota:
En primer lugar, a nivel técnico, resulta frecuente que se presenten
dificultades para manejar la cámara y el micrófono, además, la interrupción
de las conexiones causa retrasos en la ejecución de las sesiones sincrónicas.
En segundo lugar, se encuentran las barreras conceptuales: la clase
asincrónica, según los docentes entrevistados, se percibe entre el
estudiantado como semanas donde no hay clases o se sustituye por la
asignación de un video largo en lugar de la videoconferencia con el docente.
También, sucede la confusión de las clases sincrónicas con las clases
presenciales, en el sentido de que se imparte una explicación magistral
durante varias horas con los materiales tradicionales y adicionando
actividades que deben ser entregadas dentro del horario que coincide con el
de las clases presenciales.
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Dice Gabriela Asinsten (2017) que una buena clase virtual se periodiza en
quincenas o, a lo sumo, en semanas, porque quienes cursan una materia en
modalidad remota parten del supuesto de que administran su tiempo y su
ritmo de aprendizaje a conveniencia y en consonancia con su trabajo y vida
personal. Por esta razón, la Universidad Técnica Nacional emitió la Directriz
N.º DA-VDOC-03-2021 donde indica que “Una lección sincrónica no debe
exceder los 45 minutos de duración” (p. 6), medida que no fue recibida con
agrado por los docentes, porque en ese lapso no se puede dictar contenido.
Sin embargo, ¿cómo no resistirse al cambio? Han pasado décadas con modelos
educativos que posicionan al profesor como el experto y al alumno como
receptor. Un escenario tan nuevo como el que se analiza necesita
adaptaciones y las personas involucradas, también, deben tomarse el tiempo
para modificar sus prácticas.
La consecuencia directa de una clase poco atractiva es el silencio incómodo
de las personas espectadoras. Cámara apagada, micrófono apagado es el
común denominador, el docente habla y todos los demás parecen ausentes.
Si un grupo expone, es común que se les escuche, pero no se les vea, a menos
que encender la cámara sea solicitado o hasta exigido.
¿Por qué sucede esto?, ¿son las clases tan aburridas? Puede ser, también
puede ser producto de la impersonalidad del espacio virtual, si cada quien está
en casa y puede acomodarse en su cama, tal vez realiza ejercicio o, incluso,
resuelve trabajos de otra materia, mientras un docente dicta una clase que,
encima lee lo que presenta en pantalla y además lo está grabando, no se
puede esperar atención del grupo estudiantil. Las personas de hoy tienen
muchos más distractores a través de la tecnología, como el teléfono celular y
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la computadora que son, a la vez, herramientas de trabajo y medios de
comunicación social, sumado al factor de estar en casa, donde es posible que
las otras personas que la habitan los distraigan.
En relación con esto, los docentes entrevistados coinciden en que, en la
medida que una clase sea una conversación, un diálogo y un análisis
construido entre todos, las personas participantes se sentirán motivados a
participar. De nuevo, esto indica que la forma tradicional de dictar la clase
debe ser sustituida por nuevas maneras. De este momento en adelante, cada
profesional en educación debe acostumbrarse a la presencia de la tecnología
para el apoyo de la enseñanza.
Consideraciones finales
Todo ser humano aprende a lo largo de su vida. Las personas que escogieron
enseñar, también se encuentran en constante aprendizaje, puede que incluso
sus estudiantes le enseñen y hace falta humildad para reconocer las
limitaciones. No hay que olvidar que se tiene por estudiantes a una generación
que pudo contar con un teléfono en la mano o una computadora desde que
era infante, mientras que las generaciones anteriores se acostumbraron al
cambio cuando ya se tenía madurez.
De la información recolectada, se pudo valorar como positivo el cambio hacia
la virtualidad, en cuanto muchos docentes aprendieron sobre herramientas
con fines educativos, así como las plataformas educativas en las cuales se
alojan los cursos. Queda la duda de si estas personas habrían avanzado tanto
en el manejo de recursos digitales como estos, sin la obligación que implicó el
confinamiento sanitario. Hoy se utilizan las redes sociales populares y hasta
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los memes como actividades de clase y por medio de los productos
presentados como tareas o proyectos se conocen cada vez más herramientas
web gratuitas.
Otro aspecto valioso es el aumento de la responsabilidad individual del
estudiantado, que le brinda a sus docentes la satisfacción de confiar en ellos
y delegarles la administración de su tiempo, trabajos y organización.
La flexibilidad del tiempo se coloca como un importante aporte a las ventajas:
se permite extender el tiempo de trabajo del grupo estudiantil —si se planifica
la clase virtual como se mencionó en párrafos anteriores— y los docentes
pueden acomodar su tiempo de trabajo en casa a conveniencia, además de
que no hay necesidad de trasladarse al centro universitario.
Concluyen en dos líneas: la necesidad de aprender mejora y motiva a querer
realizar todo aquello que el grupo estudiantil conoce. La otra línea, es que las
herramientas vienen evolucionando, se transforman. La idea es que también
los docentes vayan perdiendo el miedo y que mejoren sus habilidades, y
aprenden, puesto que el ritmo es rápido, asimismo es importante que se
adapten al hecho de que la evolución de las tecnologías no se detendrá.
A manera de reflexión, se observa un consenso en que hay que integrar las
ventajas de la virtualidad a la educación actual, pero no debe sustituir la
educación presencial, que tenía otros aspectos importantes e insustituibles,
como la comunicación inmediata y directa, la posibilidad de rectificar lo dicho
en el momento y el acompañamiento del grupo estudiantil. La experiencia, en
retrospectiva, se califica de positiva para la enseñanza de la literatura, sin
embargo, se preferiría que fuera bimodal, con sesiones asincrónicas donde
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haya tiempo para leer textos y otros materiales y sesiones sincrónicas para
atender al grupo, hacer las evaluaciones o exposiciones, donde puedan sentir
que siguen en la universidad y se evidencie la guía docente.
No obstante, para esto se necesita más capacitación, porque todavía hay
muchas evidencias de falta de manejo de la clase a través de la virtualidad.
Las universidades, que fungen como centros de formación, comparten la
responsabilidad de mantener a su personal docente al día con las estrategias
de mediación y las herramientas que apoyan dichos procesos. No hay dudas
de que resulta necesario el compromiso de todas las partes involucradas para
el avance educativo con el apoyo de las tecnologías de la información y la
comunicación.
Referencias
Asinsten, G. (2017). La clase virtual. Unidad III. Tutoría 2 - Gestión Docente
de Plataformas para la educación virtual. Instituto Latinoamericano de
Desarrollo Profesional Docente.
https://drive.google.com/file/d/1cCi1UMBMCaKTnYdv7uNgMum0Nd-
RfYwN/view?usp=sharing.
Lineamientos, consideraciones metodológicas y de evaluación para la
aplicación de la modalidad de aprendizaje remoto en el II cuatrimestre de
2021. Directriz administrativa DA-VDOC-03-2021 Universidad Técnica
Nacional (23 de abril, 2021).
Rodríguez, L. (2021, 24 de mayo). MEP tiene identificados a estudiantes con
problemas de conectividad en sus hogares. En Noticias. Ministerio de
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Educación Pública. https://www.mep.go.cr/noticias/mep-tiene-identificados-
estudiantes-problemas-conectividad-sus-hogares.
