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Revista Arjé: Mediación Pedagógica a través de la divulgación y la ciencia
E-ISSN:2215-5538, Vol. 6, N. º1, enero a julio, 2023
Sección Especial
Porras, A. (2023). Reseña de la publicación del poemario “Crepúsculo”.
Reseña de la publicación del poemario “Crepúsculo” de
Fernando Villalobos
Alexander Porras Sibaja
Universidad Técnica Nacional, Costa Rica
ajporras@utn.ac.cr
El pasado 21 de marzo en las instalaciones de la UNED en Puntarenas, en el
marco de la celebración del Día Internacional de la Poesía, se presentó el
Poemario “Crepúsculo”, del autor Fernando Villalobos Chacón.
El Dr. Villalobos, Decano de la Sede del Pacifico de la UTN y escritor,
sorprendió a sus lectores con una obra poética, cargada de amor, nostalgia e
historias. Es una obra basada en la humanidad. Hasta ahora el autor de otros
7 libros y múltiples artículos en revistas indexadas, había desarrollado obras
históricas, principalmente de la Campaña Nacional y Juan Rafael Mora Porras,
tema sobre el cual es una de las voces más respetadas en el país, además de
abordar de forma consistente manuscritos sobre la regionalización a nivel
general y a nivel universitario.
La actividad que se desarrolló por la noche contó la presencia de artistas,
poetas, música, declamaciones, en fin; con un público integrado por
renombrados académicos, así como amigos del autor, la sociedad
puntarenense, esparzana y nacional. La obra que es publicada bajo el sello de
la Editorial Arboleda, esta es dedicada a su esposa, la Sra. Marjorie Quesada
Amaya.
El académico y poeta Cristopher Montero Corrales, premio Nacional de Poesía
Aquileo J. Echeverría, en el año 2019, uno de los comentaristas de la obra del
doctor Villalobos reseñó en su alocución:
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Porras, A. (2023). Reseña de la publicación del poemario “Crepúsculo”.
“Estamos frente a la ópera prima del Dr. Fernando Villalobos, lo hemos
conocido como escritor, efectivamente, con sus aportes sobre la figura de Don
Juan Rafael Mora Porras para usar el nombre de uno de sus libros más
conocidos, pero hasta hoy como poeta. Ha sabido esperar por estos versos en
medio de la vivencia del amor, la academia, los estudios, la política y su vida
frente al mar.
En el primer poema, aparece una concepción del amor que después de ese
robo inicial del enamoramiento, es un lugar de calma para la voz poética.
Tanto es así que el amor alcanzado, es la materialización de una espera, que
cuando se acaba, aparece el amor como una forma, no solo de la vitalidad
sino de la poesía misma. También hubo que esperar el surgimiento de la
poesía: «Las mejores rimas / solo son posibles / en el crepúsculo de nuestro
viaje» (Villalobos, 2023: 21). Así que también vemos no solo a un amante
que sabe esperar sino a un escritor que sabe esperar por nuevas formas de
la escritura, en este caso la escritura poética. No es casualidad, estamos
frente a la ópera prima del amigo e intelectual, Fernando Villalobos.
Un intelectual que sabe construir no solo una voz poética amorosa sino lúdica.
Vemos como aparecen diminutivos por parte de la voz poética para llamar a
la mujer amante que dan cuenta de una voz lírica traviesa. Una voz lírica que
recuera el primer beso, que recordamos efectivamente desde el Crepúsculo,
desde una vida de amantes reunidos, donde el poemario nos lleva a las
consecuencias de ese primer beso:
Anoche fue un momento mágico, irrepetible,
donde el tiempo pierde su lógica
y una eternidad se vuelve un instante. (Villalobos, 2023:24)
En el poemario no solo estamos frente a ese amor anhelado, sino al amor que
por momentos se extraña, la pérdida, característica fundamental del discurso
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amoroso como lo entiende Roland Barthes en Fragmentos de un discurso
amoroso (2002: 135), aportando a la imaginación literaria desde la desdicha
del escritor-amante, afirma el autor francés «que es precisamente ahí donde
no estás: tal es el comienzo de la escritura». Es así también, como el amante
busca dar seguridad, como esta voz poética quiere que no existan dudas del
amor profesado en medio de la incertidumbre de la mortalidad:
No sé cuánto tiempo estaré acá,
entonces no quiero perderme un minuto más de mi
vida
para estar juntos. (Villalobos, 2023:28).
Esta incertidumbre de la inmortalidad frente al goce del amor aparece también
claro en el poema «Si me hubiera ido» (Villalobos, 2023:39) y frente a esto
la espera, la vivencia lenta del tiempo: «Amarnos es mirarnos sin prisa»
(Villalobos, 2023: 53).
«Han pasado varios años» es otra forma de la clave de la espera. (Villalobos,
2023:31), este amor legendario no se construye desde la pérdida terrible,
desde la imposibilidad de no estar juntos sino desde esa característica del
tiempo, desde la violencia del tiempo que todo lo destruye, pero en este caso
apuntala, fortalece, y de manera inevitable logra continuar, pero que también
altera sentidos de forma inevitable.
Es también esta vivencia frente al mar, la que aparece en el poema «Crucero»
(Villalobos, 2023: 42). Un intelectual que se construye frente al amor, así
como su amor y su escritura, «anclada en pilotes de ternura» (Villalobos,
2023:49) como lo manifiesta la voz lírica.
Pero no solo es el amor romántico, también aparece el amor filial, el del goce
de la familia y esos pequeños retratos familiares que dislocan a la voz poética,
momentáneamente del amor romántico. Donde nuevamente aparece la
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espera, pero ahora de una hija, con una voz lírica juguetona que la llama
«Pelusa» (Villalobos, 2023:61) donde nuevamente vemos a este poeta que se
hizo frente al mar y celebra la brisa marina en los cabellos de la hija
(Villalobos, 2023:63).
Y de repente, un giro, seguimos en el amor, pero ahora es un amor espiritual,
es la celebración de una vivencia creadora que solo puede existir después de
los años, en ese Crepúsculo de la vida de una voz poética que se ha entregado
a la lentitud de la vivencia para poder tener muchas vivencias en distintos
campos. Si, muy relacionada con la vida polifacética del autor.
Al final del poemario vemos un cambio estilístico, aparece la narratividad que
descentra al yo lírico de su mundo emocional y pone la mirada en el otro, en
Emiliano. En un muchacho de la ruralidad que despierta a las 3 am para
trabajar.
Emiliano está levantado desde las tres
/de la mañana,
debe ayudar a su padre en el ordeño de las vacas,
ellas producen la leche, el queso y la natilla,
que Jacinta su madre,
luego vende en el mercado de la comarca. (Villaobos, 2023:73)
Aparecen los esfuerzos que la clase trabajadora hace para salir adelante, para
fortalecer nuestra vida familiar y la del país. Emiliano es la figura de trabajo
y entrega. Este poemario también es la vida del malecón, el amor
contemplativo de la naturaleza y los ecosistemas:
Vuelan las gaviotas,
en su bailoteo eterno,
adornan el firmamento,
con su danza y geometría, (Villalobos, 2023: 75).
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Es el conocimiento de la pesca que se trasmite de generación en generación
y da cuenta de la costa. Quiero pensar en la hermosa Puntarenas que hoy nos
reúne. Y la celebración de los padres en el poema el Ocaso (Villalobos, 2023:
82). «Gracias papá / Gracias Mamá» nos dice la voz poética. Les dice la voz
poética. Amigo, poeta, Fernando, que no te quepa duda de que tus padres
escucharon este poema. También lo ha escuchado nuestro libertador Don
Juanito, tu eterno amigo en la escritura.
El libertador no cedió a la amenaza,
no era hombre de blandeces,
comprendió el momento histórico
y lo asumió con creces. (Villalobos, 2023:88).
Un libro que se mueve del amor pasional al amor de las gestas heroicas que
construyeron nuestra patria. Pasando por el amor filial, que brinda homenaje
al creador, a los hijos e hijas y a los padres, todo con las gotas de esa vivencia
frente al mar de un intelectual, y hoy de un poeta que su forma de esperar
ha sido estar bien arraigado en su presente, en su tiempo”.
Por su parte, el prólogo de la obra es escrito de forma magistral por el
académico Alexander Jesús Porras Sibaja, a continuación, algunos extractos:
“Al leer el poemario de Fernando Villalobos pude sentir, en todo su esplendor,
la estética con que fue inspirado, tanto en su forma como en su contenido.
Muchos son los sentimientos y las emociones que despertaron en mí, al leer
cada uno de sus versos. En el vínculo con su obra, por medio de la palabra,
pude visualizar algunos acontecimientos que había olvidado en los encuentros
con la vida, el amor, la naturaleza, los amigos y las personas que me
marcaron, por su manera de ser, en algún momento de mi existencia.
Su producción artística es toda una metáfora, ya que como su título lo indica,
el autor ha llegado al crepúsculo de su vida, donde existe un crecimiento y
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madurez emocional producto de los años. De ahí que esté preparado para que
pueda darse un reencuentro con su alma gemela, como lo gritan sus versos
«Tomaste mi alma y la uniste a la tuya / ahora somos uno sola», es decir,
«dos gotas de agua se unen y se fusionan».
Además, es importante resaltar que a través de su obra el lector también se
ve reflejado con las historias y encuentros que el poeta nos presenta con los
otros, ya sea con sus padres, una cultura, un personaje histórico, un lugar,
un amigo o una persona que deja huellas imborrables, y que no pueden ser
olvidadas aunque trascienden los años, como el poema dedicado a Emiliano,
un joven valiente y esforzado por cumplir sus metas, de ahí que le exprese
“sabe que estudiar permitirá que sus otros hermanos, / también vayan a la
escuela”.
Naveguemos juntos en esta bella creación poética, llena de pasión, amor,
felicidad, respeto, admiración y sentires. Este poemario es un tributo a la vida,
cada uno de sus versos es un alimento para el alma, ya que se convierten en
un espejo donde el lector se ve reflejado, bajo la suave luz del crepúsculo”.
En los siguientes enlaces encontrarán las entrevistas a la Sra. Marjorie
Quesada Amaya y sus sentires sobre la poesía, el poemario y la vida.
Entrevista 1.
Entrevista 2.
Además, se incluye un bonus, la entrevista al autor Sr. Fernando Villalobos.
