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funcionales logradas o recuperadas y, en el mejor de los casos, por la ubicación
en un empleo adaptado, remunerado y digno según Ballestero (2001), citado
en Ramírez (2011).
El paradigma rehabilitador es una proyección de la rehabilitación médica y
asistencial, olvidando el ámbito social, cuyo fin es la adaptación al medio de
la persona con discapacidad. Por lo que utiliza conceptos propios de la
medicina para desarrollar una explicación de la discapacidad, recurriendo a
connotaciones patológicas que nuevamente segregan a las personas con
discapacidad respecto de las “personas sanas”. Por lo tanto, se concibe a las
personas con discapacidad como aquellas que tienen deficiencia y deben
someterse a rehabilitación y a la atención médica para corregirlas o curarlas
(Díaz, 2010). O, como afirma Corona (2015), este paradigma enfatiza la
responsabilidad en el paciente para que vuelva a ser “persona sana”,
colocándola como objeto de intervención bajo parámetros científicos,
cuantitativos y universales.
En los años setenta, la Organización Mundial de la Salud observa la necesidad
de superar las barreras impuestas por la perspectiva patológica, e inicia un
cambio epistemológico, reconociendo que, en gran medida, la discapacidad
depende de las actividades que realiza la persona y su relación con el entorno,
proponiendo clasificaciones como la Clasificación Internacional de las
Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM, 1980); la cual retoma
como constructos básicos a las relaciones lineales entre enfermedad,
deficiencia, discapacidad y minusvalía. Dentro de la necesidad constante de
reconocer la participación de la persona con discapacidad en el entorno, la
OMS en el 2001 establece la “Clasificación Internacional del Funcionamiento,
la Discapacidad y la Salud” (CIF), que si bien es cierto dicha clasificación
responde a un enfoque biopsicosocial y ecológico, aún no supera totalmente
la perspectiva biomédica y rehabilitadora, aún no responde a los postulados
del enfoque de derechos humanos.
En la búsqueda de reconocimiento de las personas con discapacidad como
sujetas de derechos y deberes, surge el paradigma de derechos humanos, el