Harold Roberto Hernández Padilla Universidad Técnica Nacional
Costa Rica hhernandezp@utn.ac.cr
Mi primera experiencia como extensionista me llevó a una comunidad de bajos recursos, donde la falta de oportunidades era palpable. Impartí un curso de planificación de negocios a personas con escasa educación formal y necesidades básicas insatisfechas. La tarea de enseñar conceptos de emprendimiento en este contexto fue un desafío que me conmovió profundamente. A pesar de las dificultades, la experiencia me permitió comprender la importancia de adaptar la educación a las necesidades reales de las comunidades y de abordar las problemáticas sociales de manera integral. Al finalizar la capacitación, la mayor satisfacción radicó en el impacto transformador que esta había generado. Más allá de los conocimientos impartidos, se abrieron nuevas puertas a recursos que permitieron a los participantes mejorar significativamente su calidad de vida. Ver cómo avanzaban del punto A al punto B, superando obstáculos y empoderándose, fue una experiencia profundamente gratificante.
Un antiguo refrán afirma que “el camino hacia el trono pasa por los cuartos de los sirvientes”. Esta máxima refleja fielmente mi trayectoria hasta llegar a la Vicerrectoría de Extensión. Inicié mi labor como académico, transmitiendo conocimiento con la convicción de que la educación es un vehículo de
transformación social. Posteriormente, como coordinador en la sede San Carlos de la Universidad Técnica Nacional (UTN), consolidé mi compromiso con la extensión universitaria. Esta experiencia me ha preparado para asumir la Vicerrectoría y continuar impulsando la vinculación de la UTN con su entorno.
El modelo de extensión universitaria de la UTN, centrado en la generación de ingresos, ha sido producto de un contexto histórico y político específico. La búsqueda de autonomía financiera y la presión por obtener resultados medibles a corto plazo han llevado a priorizar la oferta de servicios comerciales por encima de otros objetivos. Sin embargo, esta visión limitada ha obstaculizado el desarrollo de una extensión universitaria más comprometida con los desafíos sociales y ambientales. La pandemia ha sido un catalizador de este proceso de reflexión crítica, poniendo de manifiesto la necesidad de construir un modelo de extensión, más inclusivo, participativo y sostenible en el tiempo.
Ante la acelerada transformación del mundo impulsada por la tecnología, la extensión universitaria se erige como un puente indispensable entre la academia y la sociedad. En la UTN, conscientes de esta realidad, estamos replanteando nuestro modelo educativo para garantizar que nuestras áreas sustantivas sean cada vez más relevantes y respondan a las demandas de nuestros diversos públicos. Con este objetivo, hemos conformado un equipo interdisciplinario para diseñar una estrategia integral que redefina nuestro modelo de extensión y acción social. Este grupo ha emprendido un análisis profundo de los desafíos institucionales en materia de extensión y acción social, hasta el punto de considerar que los siguientes aspectos requieren una atención especial para la propuesta de un modelo extensionista, ya que permiten desarrollar una base conceptual y normativa que valide los proyectos extensionistas:
Articulación con otras áreas sustantivas: lograr una verdadera integración de la extensión con la docencia y la investigación, para responder al micro y macro entorno universitario. Es necesario superar las barreras disciplinarias y fomentar una cultura institucional que valore la interdisciplinariedad.
Darle el carácter estratégico a la Vicerrectoría de Extensión como ente que debe guiar a la comunidad universitaria, para que pueda plantear y desarrollar proyectos extensionistas a través de un diálogo de saberes.
Vinculación con las necesidades locales: identificar y responder a las
necesidades reales de las comunidades es fundamental. Esto implica establecer
mecanismos de diálogo y participación ciudadana que permitan co-construir los proyectos de extensión.
Formación de los extensionistas: es necesario contar con profesionales capacitados en las competencias clave para llevar a cabo actividades de extensión, tales como la gestión de proyectos, la comunicación y la mediación intercultural.
Para trabajar en un nuevo modelo extensionista, hemos vuelto nuestra mirada a las fortalezas que la UTN posee en producto del talento humano, los recursos intelectuales y la apertura de las nuevas autoridades; con el propósito de que la extensión se convierta en una área fundamental para alcanzar las metas institucionales. Los desafíos han despertado a un grupo de personas que comparten un mismo objetivo: establecer una marca que permita identificar claramente la extensión y la acción social en la UTN. Las oportunidades que se presentan son únicas; entre ellas, la política de la Rectoría, enfocada en la pertinencia de la universidad para las próximas décadas. Para lograrlo, se hace necesario realizar una revisión y actualización de los planes estratégicos de las vicerrectorías, en los cuales la articulación de los planes de trabajo es un pilar fundamental.
Si se desea lograr lo anterior, propongo un modelo de gestión que potencie las capacidades de la comunidad universitaria en cada sede, fomentando la participación activa en proyectos de extensión que impacten significativamente en nuestro entorno. A través de una formación continua y especializada, fortaleceremos las competencias de nuestro equipo en la VEAS y de los académicos, promoviendo el diálogo de saberes como eje central de nuestra acción. De esta manera, no solo compartiremos nuestro conocimiento, sino que también aprenderemos de las experiencias y necesidades de las comunidades, construyendo soluciones conjuntas en beneficio del país.
La ubicación geográfica de las diferentes sedes ha permitido generar relaciones de valor con diversas instituciones públicas y organizaciones privadas, que persiguen fines sociales y empresariales. La inserción laboral, la educación continua, el desarrollo comunitario, la capacitación en sitio, el trabajo con poblaciones vulnerables han sido parte de las acciones que las áreas de extensión han emprendido durante los últimos dieciséis años; por lo cual, el desarrollo de la función sustantiva de la extensión ha sido palpable en el diario quehacer
universitario; sin embargo, como he mencionado, la articulación interna no ha sido su principal característica. Por lo anterior, la clave del éxito de nuestra propuesta se basa en estos conceptos: articulación interna para generar vinculación pertinente e inteligente externa, donde el análisis del impacto de los proyectos y acciones sea también un factor importante.
La UTN es una institución pública que está sujeta a la rendición de cuentas, tanto por los presupuestos que se nos brindan como por los planes de trabajo que implementamos. Es vital evaluar qué sucede una vez que pasamos por una comunidad, grupo vulnerable, estudiantes, empresas. Es vital evaluar qué sucede una vez que pasamos por una comunidad, un grupo vulnerable, estudiantes o empresas ¿Realmente se genera un cambio? ¿Se invirtieron correctamente los recursos? ¿Se cumplieron los objetivos planteados? Por lo tanto, esta Vicerrectoría impulsará que el modelo de extensión sea medible y genere valor público. No deseo repetir acciones que no son saludables en la extensión, como el desarrollo de planes repetitivos, sin coordinación ni análisis de datos
Hemos iniciado un camino emocionante hacia el impulso de la transversalidad de la extensión en nuestra comunidad universitaria, un posicionamiento fuerte a través de la curricularización, la articulación con las diferentes áreas de la UTN y fuerte vinculación con las regiones. El cambio de la visión sobre lo que hoy la UTN proyecta en el área de extensión, pasa por estos caminos. La generación de ingresos es importante, pero no es un fin en sí mismo, no debe ser satanizada, pero no es el objetivo. El conocer las necesidades de los diferentes sectores que componen la sociedad, tanto nacional como internacional, e implementar estrategias conjuntas, pueden generar servicios y productos académicos de alto nivel que, en algunos casos , pueden ser comercializados.
Me encuentro agradecido con todas las personas y áreas que han tomado este proyecto como propio, extensionistas de corazón que disfrutan lo que hacen, pero que requieren un puente con bases firmes por donde transitar. Añado un equipo comprometido, que provienen de las diferentes sedes y centros, y el apoyo de la Rectoría y Vicerrectoría como factores críticos del éxito. Tengo la confianza que, durante los próximos años, la extensión en la UTN fomentará un espacio de diálogos de saberes, que irá transformando a las comunidades y a la personas, como el joven que, hace catorce años, inició su deseo de contribuir en las vidas de muchos costarricenses.