Revista Académica Arjé. Vol. 8. N° 1. enero–junio, 2025.

Pedagogía | Educación Técnica| Tecnología
Universidad Técnica Nacional, Costa Rica

Sección: Historias de vida y aprendizaje: un enfoque biopedagógico

Nuestra sección “Historias de Vida y Aprendizaje: con un Enfoque Biopedagógico” nos presenta historias de vida de personas que han abrazado su aprendizaje y transformado sus vidas en un constante proyecto de desarrollo personal. Cada historia nos inspira a superar nuestros propios obstáculos y a abrazar cada desafío como una oportunidad para crecer y aprender, recordándonos que la vida es un viaje de constante desarrollo y que el aprendizaje es el motor que nos hace alcanzar nuestras metas y sueños.

Kattia Rebeca Rodríguez Brenes

Universidad Técnica Nacional Costa Rica

krodriguezb@utn.ac.cr

Corresponsal de la Revista Arjé

Josefa Guzmán León

De la Escuela a la Universidad: la historia de una líder en la Educación Técnica

En esta ocasión se presenta la historia de Josefa Guzmán León, destacada exprofesora de Matemática y académica del Tecnológico de Costa Rica (TEC). A lo largo de su carrera, ejerció una amplia labor docente y de liderazgo institucional. Fue presidenta del primer Tribunal Institucional Electoral, exdirectora de la Escuela de Matemática y exdirectora del Centro Académico de San José. Asimismo, se desempeñó como primera directora ejecutiva de FUNDATEC, miembro del Consejo Institucional y vicerrectora de Docencia.

Su compromiso con la educación técnica se ha reflejado en su trabajo como directora del Programa de Educación Técnica, profesora de la Maestría en Educación Técnica, asesora de la Escuela de Educación Técnica y coordinadora de la comisión creada específicamente para el diseño y la apertura de la carrera de Licenciatura en Educación Técnica del TEC.

Sus aportes han sido clave en el fortalecimiento de la educación técnica y en el desarrollo de políticas académicas institucionales. Fue reconocida por su valiosa trayectoria por el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES).

Infancia y juventud: el poder de la resiliencia

Mi nombre es Josefa Guzmán León. Nací en el tranquilo cantón de Escazú en 1953, rodeada de montañas y un ambiente lleno de amor familiar. Fui la mayor de siete hijos, y desde muy pequeña mis padres me asignaron responsabilidades para apoyar en la casa. Criarme en una familia de doce hijos por parte de ambos lados, tanto maternos como paternos, me hizo sentir muy querida y, al mismo tiempo, me inculcó un fuerte sentido de solidaridad y esfuerzo.

Mi mamá dejó la escuela en cuarto grado para apoyar con los oficios de la casa, y aunque se sentía incapaz de ayudarnos en las tareas escolares, defendió siempre mi derecho a seguir estudiando. No había grandes discursos, pero sí una vivencia diaria de valores: responsabilidad, puntualidad, trabajo como realización personal y fe cristiana en el futuro.

A pesar de las limitaciones económicas, crecí en un ambiente familiar que me dio mucha seguridad. Recuerdo con cariño mi cocinita de lata blanca, con la que jugaba a hacer arroz con leche, aunque esa experiencia no despertó en mí el interés por la cocina. Sin embargo, sí me enseñó el valor del trabajo y la dedicación.

La etapa escolar fue un viaje de contrastes. Si bien viví éxitos académicos, también sentí una brecha entre mi condición social y la de mis compañeras. Sin embargo, nunca me sentí menos, solo diferente. Fui testigo de las diferencias, pero me enseñaron a valorar la diversidad. Siempre sentí admiración y respeto por mis maestras, pero fue mi profesor de Matemáticas en el colegio, don Salvador Rivas, la persona que marcó un antes y un después en mi vida. Aunque él deseaba que estudiara Medicina, fue precisamente su influencia la que despertó en mí el interés por la enseñanza de las Matemáticas. Él fue quien sembró en mí el deseo de enseñar esta materia y, eventualmente, cambió el rumbo de mi camino profesional.

Formación universitaria: el dilema de los sueños

A partir de noveno año, tuve claro que quería ser profesora de Matemáticas, aunque al principio dudaba por los razonamientos de mi profesor, quien insistía en que me inclinara por la Medicina. Gracias a la beca 10 que me consiguió una vecina, en cuya casa trabajaba los fines de semana, ingresé a la Universidad de Costa Rica (UCR) en 1971, preocupada por iniciar la carrera que sentía que era la mía. No podía permitirme cambiar de carrera, ya que debía apoyar a mis seis hermanos para que también pudieran estudiar.

Esa duda se aclaró después de un par de sesiones con un psicólogo en la Oficina de Bienestar Estudiantil, donde entendí que lo mío era la enseñanza. Así que me dediqué a sacar mi carrera de Profesorado en Matemáticas.

Recuerdo que no tuve grandes problemas con los estudios, aunque sí tenía dificultades para socializar y, por supuesto, las limitaciones económicas. Solo disponía de 100 colones por mes de la beca, lo que me alcanzaba para el pasaje y una ensalada de frutas cuando tenía clases por la mañana y por la tarde. Para mi vida profesional, la experiencia de haber tenido profesores cercanos y otros muy distantes de los estudiantes fue fundamental, pues me ayudó a definir cómo quería que fuera mi relación con ellos.

Trayectoria profesional: transformando el futuro de la Educación Técnica

Como profesora de Matemáticas, trabajé cinco años en un colegio, una experiencia muy enriquecedora, en la que trataba de quitar el miedo de mis estudiantes hacia la dificultad de la materia. Mi ingreso como docente en el Instituto Tecnológico de Costa Rica me impulsó a fortalecer el conocimiento que tenía y a buscar la aplicación de los conceptos. La enseñanza de la Matemática pasó de enfocarse en la repetición de algoritmos a centrarse en el entendimiento de los conceptos, para que los estudiantes pudieran usarlos en situaciones específicas.

En la UCR me formé para enseñar Matemáticas, pero fue en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) donde me realicé como profesional. El TEC me ofreció la oportunidad de desarrollarme como profesora y me abrió puertas a campos que nunca imaginé: compartí la responsabilidad de dirigir el primer proceso electoral en el TEC, inicié la Fundación del TEC y ocupé cargos de dirección en diversas unidades académicas (Vargas, 2005).

Mi experiencia en FUNDATEC fue un gran aprendizaje, al potenciar la relación universidad-sector productivo, comenzando por conocer el potencial de las carreras de Ingeniería y divulgando los servicios profesionales que podíamos ofrecer a la sociedad. Esta interacción permitió un diálogo más directo entre la academia y el entorno productivo.

Como parte de este proceso, se impulsó la creación del Marco Nacional de Cualificaciones de la Educación Técnica y la Formación Profesional (MNC-EFTP-CR), una de las experiencias más enriquecedoras de mi carrera.

Otra de las oportunidades que me brindó el TEC fue formar parte del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (SINAES), una instancia que contribuyó enormemente a la mejora continua de la educación superior en Costa Rica (SINAES, 2020). A lo largo de 25 años, he sido testigo de los cambios en la educación superior, tanto en instituciones públicas como privadas, y de cómo la tecnología, la didáctica y los programas de estudio han evolucionado. Por ello, los programas y las estrategias metodológicas requieren de una revisión y actualización permanentes que aseguren su pertinencia frente a los desafios del contexto actual.

Reflexión sobre el futuro de la Educación Técnica y la formación profesional

La Educación Técnica es una de las áreas de formación que permitiría al sector productivo y a la población, en contraste en el binomio demanda - oferta de capacidades y competencias.

Desde mi experiencia en la Educación Técnica, he llegado a la conclusión de que es urgente realizar cambios que fortalezcan la formación de los futuros técnicos en nuestro país. El rápido avance tecnológico nos obliga a disponer de una educación que no solo sea pertinente y actual, sino que también ofrezca una base teórica sólida. Esto permitirá a los egresados adaptarse, comprender y asumir los cambios dentro de su campo de trabajo.

Es fundamental un poco de prospectiva en este campo para que los nuevos programas de estudio se presenten con tiempo suficiente para que las instituciones educativas puedan preparar la infraestructura, los equipos y, sobre todo, a los docentes que estarán a cargo del desarrollo de estos programas. Así evitaremos que, por la premura del tiempo, se deje de ofertar una especialidad importante.

La pertinencia de la educación técnica también sigue siendo un tema central. En este sentido, los CORVEC (Comités Regionales de Validación de la Educación y Capacitación) juegan un papel fundamental, ya que permiten monitorear y asegurar que exista un adecuado vínculo entre la oferta educativa y la demanda del mercado laboral. Estos comités son instrumentos clave para garantizar que la formación técnica esté alineada con las necesidades del sector productivo en las distintas regiones del país.

En cuanto a la evolución del Marco Nacional de Cualificaciones (MNC) en la Educación Técnica y la Formación Profesional, debo decir que este ha sido un paso significativo. Aunque el proceso ha sido lento, el esfuerzo colaborativo de profesionales de diversos sectores fue crucial para la formulación de los estándares y la adaptación de los programas educativos. Este esfuerzo continuo, que involucra tanto a instituciones formales como no formales, es vital para garantizar que la educación técnica en Costa Rica sea de alta calidad y realmente pertinente para las necesidades del mercado laboral (Ministerio de Educación Pública, 2015).

Reflexión para el lector:

La educación técnica es una herramienta poderosa para transformar vidas y comunidades, pero requiere del compromiso constante de todos los actores involucrados (Ministerio de Educación Pública, 2008). Escuchar a quienes han dedicado su vida a este campo nos permite entender no solo lo que se ha logrado, sino también lo que aún queda por hacer. Nos invita a reflexionar sobre nuestro propio camino de aprendizaje, recordándonos que la educación no solo se trata de adquirir conocimiento, sino también de desarrollar habilidades que nos permitan ser resilientes, adaptarnos a los cambios y contribuir de manera significativa a nuestra sociedad.

Como sociedad, debemos reconocer y valorar los esfuerzos de aquellos que, como Josefa, han transformado su pasión por enseñar en un motor de cambio y progreso para las futuras generaciones. Al valorar estas historias, entendemos que el impacto de la educación técnica va más allá de las aulas, ya que tiene el poder de moldear el futuro y generar un progreso continuo (Arce & Ramírez, 2011). Es esencial seguir fomentando un compromiso colectivo, reconociendo los logros alcanzados, pero también comprendiendo que aún hay mucho por hacer para mejorar y transformar las comunidades a través de la educación.

“Cada uno de estos desafíos ha sido una oportunidad para aprender, crecer y forjar el carácter que me ha permitido llegar hasta aquí. Todo ello me ha enseñado que, aunque las adversidades son inevitables, nuestra actitud frente a ellas es lo que realmente define el camino que tomamos en la vida.”

—Josefa Guzmán León

Referencias

Arce, F., & Ramírez, M. (2011). Desafíos en la educación técnica y la formación profesional en América Latina. Editorial FLACSO.

Ministerio de Educación Pública de Costa Rica. (2015). Marco Nacional de Cualificaciones de la Educación Técnica y la Formación Profesional (MNC-EFTP-CR). Ministerio de Educación Pública.

Ministerio de Educación Pública de Costa Rica. (2008). La educación técnica en Costa Rica: Desafíos y perspectivas.MEP

Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior. (2020). Informe de Evaluación Institucional y Acreditación. SINAES.

Vargas, R. (2005). La educación matemática en Costa Rica: Contexto, cambios y desafíos. Editorial Universidad de Costa Rica.

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