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Yulök Revista de Innovación Académica, ISSN 2215-5147, Vol. 5, N.º 1
Enero- junio 2021, pp. 68-75
Colección arqueológica La Trinidad-Sarapiquí:
museos, historia e investigación
Resumen
En este trabajo se visibiliza el papel jugado por el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría en la custodia de colec-
ciones históricas y arqueológicas relacionadas al pasado costarricense. Se destaca una breve historia de las colecciones
del Museo y se profundiza en el análisis de la colección La Trinidad-Sarapiquí con el objetivo de incentivar futuras
investigaciones.
Palabras clave: Campaña Nacional (1856-1857), Coleccionismo, Museo Histórico Cultural Juan Santamaría,
Batalla de La Trinidad.
Abstract
This work makes visible the role played by the Juan Santamaría Cultural Historical Museum, in the custody of histori-
cal and archaeological collections related to the Costa Rican past. A brief history of the Museum’s collections is highli-
ghted as well as an in-depth analysis of the La Trinidad-Sarapiquí collection in order to encouraging future research.
Keywords: National Campaign (1856-1857), Collecting, Juan Santamaría Cultural Historical Museum, Battle of
La Trinidad.
La Trinidad-Sarapiquí’s Archaeological Collection:
Museums, History and Research Collection
Referencia/ reference:
Garita, M. (2021). Colección arqueológica La Trinidad-Sarapiquí: museos, historia e investigación. Yulök Revista de Innovación
Académica, 5 (1), 68-75. https://doi.org/10.47633/yulk.v5i1.366
Recibido: 17 de mayo del 2021 Aceptado: 5 de junio del 2021
Introducción
Diciembre 22 de 1856, Río San Juan, límite entre Costa
Rica y Nicaragua. Las tropas costarricenses lideradas por
el mayor Máximo Blanco Rodríguez (1824-1886) y con
el apoyo del norteamericano Sylvanus M. Spencer, ataca-
ron a un grupo de filibusteros que se encontraban acam-
pando en la desembocadura del río Sarapiquí con el río
San Juan, en un sitio llamado La Trinidad. La escaramuza
culminó con la derrota de las fuerzas filibusteras y sentó
las bases para que las fuerzas costarricenses tomaran el
control de varios fuertes y navíos en la tan importante
Vía de Tránsito, en ese momento una de las principales
rutas de navegación en el continente americano y uno de
los puntos álgidos durante la Campaña Nacional (1856-
1857) debido a su posición privilegiada. Aunque las
fuerzas costarricenses no pudieron controlar por mucho
tiempo esa posición, la batalla pasó a formar parte del
imaginario nacional, aunque de forma menos intensa que
las Batallas de Rivas y Santa Rosa.
Como ha señalado el historiador Iván Molina Jiménez,
los estudios sobre la Campaña Nacional (1856-1857) no
han priorizado el estudio de la segunda etapa de la guerra
(desde noviembre de 1856 hasta mayo de 1857) y más
bien se han concentrado en el análisis de la primera eta-
pa de la campaña, en la cual se desarrollaron las batallas
mencionadas anteriormente, esto a pesar de que los he-
chos decisivos para que el conflicto finalizara se desa-
rrollaron en la Campaña del Tránsito (Molina Jiménez &
Garita, M. Colección arqueológica La Trinidad-Sarapiquí: museos, historia e investigación.
Marco Garita Mondragón
Museo Histórico Cultural Juan Santamaría. Alajuela, Costa Rica.
mgarita@mhcjs.go.cr
https://orcid.org/0000-0003-4821-8714
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Díaz Arias, 2008, p. 16). Las investigaciones más com-
pletas sobre la Batalla de la Trinidad son las desarrolladas
por Rafael Obregón Loría y Werner Korte Núñez (Korte
Núñez, 2017; Obregón Loría, 1956, 1991) en donde se
destaca el contexto político y los principales hechos mi-
litares relacionados al control de diversas fortaleza mi-
litares y vapores por parte de las tropas costarricenses a
lo largo Río San Juan. Esos estudios se han basado en el
análisis de documentos escritos oficiales y no oficiales y
en los testimonios de los personajes involucrados, dejan-
do de lado el estudio de evidencias materiales. Como se
verá más adelante, el estudio de la segunda etapa de la
Campaña Nacional se podría complementar con el análi-
sis de material arqueológico de la zona que permita una
adecuada triangulación entre fuentes escritas y no escri-
tas.
Desde la llegada de los europeos a la región centroameri-
cana, una de las primeras preocupaciones geopolíticas de
las potencias fue la de interconectar el océano Atlántico
con el Pacífico por medio de algún tipo de canal inte-
roceánico (Granados Chaverri, 1985; Obregón Quesada,
1993), con el objetivo de optimizar los costos relaciona-
dos al transporte de mercancías y pasajeros. Hacia me-
diados del siglo XIX, la incorporación de California a los
Estados Unidos, la fiebre del oro, el deterioro del poder
imperial español en Centroamérica y la rivalidad entre los
ingleses y estadounidenses para controlar la región, reno-
varon ese valor geoestratégico que databa del siglo XVI,
solo que ahora se inspiraba en ideales de supremacía ra-
cial y cultural, como el Destino Manifiesto. Eso llevó a
miles de norteamericanos, pero también europeos y de
otras regiones, a incursionar en invasiones filibusteras,
que buscaban capitalizar a favor de los estados sureños
estadounidenses, los diferentes conflictos políticos lati-
noamericanos. Sin duda, la posibilidad de ampliar la fuer-
za política de los estados esclavistas estadounidenses y la
posibilidad de controlar la zona destinada a ser un canal
de tráfico de mercancías, junto a las oportunidades eco-
nómicas, inspiraron a personajes como William Walker a
visitar suelos caribeños (May, 2011).
Ese interés caló profundamente en el imaginario centro-
americano, ya que se concibió la posibilidad de construir
el canal interoceánico como una forma de desarrollar
económicamente la región, como se lo expresó el político
y futuro presidente de las Provincias Unidas de Centro
América, José Cecilio del Valle a Alexander von Hum-
boldt en la década de 1820:
“Tenemos puertos en los dos mares y, si alguna vez
esos mares se unen por medio de un canal por Ni-
caragua (sobre el cual usted probablemente ya posee
mucha información), nuestro Estado Libre, en el cen-
tro de América, cuando conecte el comercio de las
Antillas con el comercio de China y el archipiélago
indio, va a llegar a ocupar un lugar preponderante en
la hilera de naciones. Lamentablemente, hasta aho-
ra nos hemos quedado completamente del lado os-
curo del planeta”(von Humboldt, 2011, pp. 81–83).
Aunque las potencias tenían el interés de construir el ca-
nal en la ruta nicaragüense, finalmente el canal se cons-
truyó en Panamá con el auspicio de los Estados Unidos,
dejando casi en el olvido a la Vía de Tránsito; ruta que
estuvo en el ojo del huracán durante el enfrentamiento
entre los filibusteros y los ejércitos centroamericanos en-
tre 1856-1857, y que fue previamente transitada por pira-
tas y corsarios y posteriormente por fuerzas sandinistas
y contras.
Es objetivo de este trabajo, visibilizar el papel del Museo
Histórico Cultural Juan Santamaría (MHCJS) en la con-
servación e investigación de los objetos arqueológicos
encontrados en el sitio de La Trinidad por la arqueólo-
ga Maureen Sánchez Pereira, con auspicio de la Acade-
mia Morista Costarricense. Debido a que la Ley 5619 de
creación del MHCJS, establece que “formarán parte del
patrimonio del Museo Histórico Cultural Juan Santama-
ría, con excepción de los documentos que pertenezcan al
Archivo Nacional y al Museo de la Hacienda Santa Rosa,
todos los objetos y documentos relacionados con la ges-
ta heroica de los años 1856-1857, en poder de las ins-
tituciones del Estado y de los particulares…”(Asamblea
Legislativa, Ley 5619, 1974), los objetos hallados en La
Trinidad pasaron a formar parte de las colecciones del
MHCJS, ya que sus objetos eran evidencia directa de la
Campaña Nacional.
En un primer apartado se realizará una breve descripción
y análisis de las principales colecciones del MHCJS, con
el objeto de evidenciar la diversidad de los objetos que
custodia la institución. En segundo lugar, se profundizará
en la colección de La Trinidad para visibilizar el papel
del Museo en la conservación e investigación de sus co-
lecciones, donde se destacarán los esfuerzos interinstitu-
cionales e interdisciplinarios para el estudio de los cam-
pos de batalla en el país. Finalmente, en un apartado de
conclusiones, se plantean algunos retos institucionales en
relación con la gestión de sus colecciones.
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Las colecciones del Museo Histórico Cultural Juan
Santamaría
Una de las principales características del MHCJS es la di-
versidad de colecciones con las que cuenta. La Ley 5619
abre el portillo para que las colecciones del Museo se di-
versifiquen, ya que establece que, además de los objetos
relacionados a la Campaña Nacional, pueden ingresar a
la institución “todo aquello que, por su índole, -y a jui-
cio de la Junta Administrativa del museo- forme parte del
patrimonio histórico cultural de la provincia de Alajue-
la” (Asamblea Legislativa, Ley 5619, 1974). Esa direc-
triz permite que ingrese a la institución una variedad de
objetos con diversos tópicos que trascienden la temática
central del museo, enriqueciendo las posibilidades mu-
seológicas del MHCJS. En su momento se estipuló que
las colecciones del antiguo Museo Juan Santamaría pasa-
rían a nutrir la colección del MHCJS. Este primer museo,
fue impulsado en 1931 en el marco de la celebración del
centenario del nacimiento del héroe alajuelense Juan San-
tamaría, y tuvo su primera sede en el Instituto de Alajuela
en 1932, cuando finalmente se abrió al público.
La celebración del centenario del nacimiento del héroe
alajuelense formó parte de un proceso más amplio de
consolidación e institucionalización de la celebración del
11 de abril en Costa Rica, y coincidió con un importan-
te proceso de radicalización de organizaciones obreras y
campesinas, lo que permitió una transformación del dis-
curso sobre el héroe, al ser utilizado por sectores radi-
calizados para ejercer una crítica hacia el poder político
y las empresas transnacionales; por lo que el nuevo mu-
seo fue criticado por algunos sectores radicales afines al
Partido Comunista (Díaz Arias, 2006, pp. 12–25), recién
inaugurado en 1931. No obstante, gracias a esa iniciati-
va las diferentes colecciones de objetos relacionados a la
Campaña Nacional que estaban dispersas en diferentes
colecciones estatales y particulares se centralizaron en el
nuevo museo. Algunos alajuelenses recuerdan que cuan-
do eran estudiantes del Instituto de Alajuela ellos mismos
se encargaban de darle mantenimiento a las colecciones.
Sin embargo, con el paso de los años, problemas ligados
a su financiamiento y una gestión poco profesional de las
colecciones, terminarían afectando el funcionamiento de
la institución y, finalmente, ante los saqueos que sufrió
el museo durante la guerra civil de 1948, se decidió su
cierre y el traslado de sus colecciones al Museo Nacional
de Costa Rica (Ruiz Siles, 2016, pp. 45–54) donde fueron
custodiados hasta la década de 1980.
Cuando el MHCJS fue abierto en 1974, las colecciones
que formaron parte del antiguo museo Juan Santamaría
y que estaban en custodia del Museo Nacional, fueron
trasladadas a la nueva institución alajuelense. Así para
mediados de la década de 1980, el MHCJS se nutrió de
una importante colección de objetos ligados a la Campa-
ña Nacional y a diferentes figuras políticas como Juan
Rafael Mora Porras. Entre esos objetos destacan algunas
armas que pertenecieron a diferentes oficiales del ejérci-
to costarricense durante la segunda mitad del siglo XIX,
como la espada de Máximo Blanco Rodríguez (ver Ima-
gen 1), héroe de guerra durante la lucha contra los fili-
busteros, debido a su papel en la batalla de La Trinidad.
También ingresaron al MHCJS importantes objetos y do-
cumentos que pertenecieron a Juan Rafael Mora Porras y
sus principales allegados.
El MHCJS ha adquirido importantes colecciones relacio-
nadas a la historia y cultura alajuelense. Entre ellas des-
tacan la colección de la Imprenta Sibaja, la cual fue un
Imagen 1. Espada y vaina de Máximo Blanco Rodríguez. Fuente: Colección del Museo Histórico Costarricense Juan Santamaría.
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importante establecimiento tipográfico alajuelense entre
finales del siglo XIX y mediados del siglo XX y princi-
pal espacio donde la cultura impresa local se desarrolló
(Molina Jiménez, 2002). Esta colección está compuesta
por maquinaria industrial, impresos, clichés, entre otros
objetos, y estará en exhibición en un futuro (ver Imagen
2). También se cuenta con la importante colección Ma-
nuel Mora Valverde, que consiste en una serie de objetos
y documentos relacionados a la vida de este personaje
y al Partido Vanguardia Popular –Partido Comunista de
Costa Rica–. Esa colección es sumamente diversa y abar-
ca numismática de países del antiguo bloque comunista,
obras de arte, muebles de la primera mitad del siglo XX,
artículos personales de Mora Valverde y de María Isabel
Carvajal –conocida como Carmen Lyra– (Arias Mora,
2008; Molina Jiménez, 1999) y una importante bibliote-
ca compuesta por libros, folletos, películas, fotografías y
documentos inéditos (ver Imagen 3). Entre los documen-
tos más llamativos, se puede citar el Libro de Actas del
Partido Comunista de Costa Rica (1933-1934), diversas
libretas con apuntes y notas tomadas por Mora Valverde,
diferentes documentos inéditos, incluyendo poesía, de la
poetisa y compañera sentimental de Mora, Addy Salas, y
diferentes informes relacionados a actividades comunis-
tas tanto en Costa Rica como en otras latitudes. Una vez
que finalizó la guerra civil en Costa Rica en 1948, algunas
figuras del comunismo costarricense tuvieron que exiliar-
se en México debido a las represalias de los vencedores,
entre ellas Manuel Mora, Carmen Lyra, Judith Ferreto e
Isaac Zúñiga (Chacón Araya & Oliva Medina, 2019; Me-
jía Flores & Moreno Rodríguez, 2015). Dado que Lyra te-
nía una relación muy cercana con Mora, es muy probable
que ella decidiera entregarle algunas de sus pertenencias
personales antes de morir en México, las cuales fueron
incluidas en la donación que se hizo al MHCJS.
Además de esas colecciones, se pueden citar las dife-
rentes bibliotecas personales que fueron donadas a la
institución, entre ellas algunos libros pertenecientes al
expresidente Teodoro Picado Michalski (1944-1948) y a
José Néstor Mourelo y Vila. Mourelo (1902-1992) fue un
médico cubano que se asentó en Costa Rica y tuvo una
importante labor en la difusión de la cultura y del pensa-
miento anarquista en Alajuela. Fue director del periódico
“El Sol” (1954-1970), el cual circuló en diferentes países
de América y Europa y puso en contacto al movimien-
to ácrata internacional con el anarquismo costarricense,
compuesto de nacionales y exiliados de diferentes na-
cionalidades como rusos y españoles (Llaguno, 2021).
Algunos números de “El Sol”, inexistentes en distintas
bibliotecas nacionales, se encuentran custodiados en el
MHCJS. La tenencia de este tipo de colecciones convier-
te al museo en un importante repositorio para el estudio
del comunismo y el anarquismo costarricense al poner a
disposición de la comunidad investigadora fuentes que
no han sido estudiadas por los diferentes estudiosos del
tema.
La diversidad de las colecciones ha influenciado para
que el MHCJS no cuente aún con un catálogo completo
del patrimonio que custodia. Un crecimiento acelerado
de sus colecciones, la falta de una planificación a largo
plazo sobre el asunto y la carencia de una política de ad-
quisición y manejo de colecciones, han ocasionado que
se desatiendan aspectos relacionados al control y admi-
nistración de sus inventarios. En la actualidad solo exis-
ten algunos inventarios parciales, sin embargo, se espera
culminar con ese proceso en el mediano plazo con el ob-
jetivo de investigar y exhibir los bienes patrimoniales del
Imagen 2. Prensa para impresión tipográfica de la Imprenta Si-
baja. Fuente: Colección del Museo Histórico Costarricense Juan
Santamaría.
Imagen 3. Medalla otorgada a Manuel Mora por parte de los
obreros del calzado (27-08-1975). Fuente: Colección del Museo
Histórico Costarricense Juan Santamaría.
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museo. Sin duda la primera prioridad que tiene el MHCJS
está relacionada a este punto. En la Tabla 1, se muestra
apenas una fracción de los bienes que custodia el MH-
CJS. Hay que destacar que todas esas colecciones están
parcialmente inventariadas y que algunas están en pro-
ceso de consolidación. Por ejemplo, actualmente se han
inventariado 1596 objetos de la colección de la Imprenta
Sibaja, no obstante, este número podría crecer considera-
blemente tomando en cuenta la enorme cantidad de cli-
chés que aún faltan por inventariar.
Colección La Trinidad-Sarapiquí
La colección de La Trinidad es la más reciente que ha
adquirido el MHCJS. Es una colección muy importante
porque se trata de objetos que fueron excavados in situ
y del cual se conserva el contexto arqueológico, convir-
tiéndolas en los únicos objetos relacionados a un conflic-
to bélico costarricense excavados dentro de un proyecto
de investigación arqueológica. En este lugar (ver Mapa
1) se desarrollaron algunos enfrentamientos bélicos en-
tre tropas costarricenses (auxiliadas por algunos nortea-
mericanos enviados por el magnate naviero Cornelius
Vanderbilt) contra los filibusteros entre finales de 1856
y principios de 1857. Como ha planteado Obregón Loría,
el ataque de las fuerzas costarricenses a los filibusteros
asentados en La Trinidad tuvo como objetivo central to-
mar el control de la Vía de Tránsito para bloquear la lle-
gada de hombres y suministros a las fuerzas filibusteras
asentadas en Nicaragua (Obregón Loría, 1956). Eso abre
las posibilidades para que en un futuro se desarrollen nue-
vas investigaciones con el objetivo de estudiar sus 1359
artefactos, entre ellos municiones tipo minié, fragmentos
de porcelana, casquillos, cadenas, relojes, etc.
Los diferentes estratos (ver Imagen 4 y 5) en que se en-
cuentran esos objetos dan cuenta de una larga historia de
tránsito de viajeros, comerciantes y tropas que reflejan
el carácter transnacional del río San Juan: población in-
dígena, conquistadores españoles, piratas ingleses, fili-
busteros, capitalistas estadounidenses, colonos costarri-
censes, guerrillas latinoamericanas. Poseer esta colección
Colección Objetos
Obras de arte 197
Colección Filatelia 200
Colección de Armas 142
Colección Numismática -categoría
Medallas 14
Colección Manuel Mora Valverde 466
Imprenta Sibaja 1596
Tabla 1. Algunas colecciones del Museo Histórico Costarricen-
se Juan Santamaría
Fuente: Museo Histórico Costarricense Juan Santamaría
Mapa 1. La Trinidad-Sarapiquí. Fuente: Elaboración propia en arcgis.com/
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significa para el MHCJS una oportunidad para poner a
disposición de investigadores vestigios de nuestro pasa-
do con relación al mundo globalizado, ya que el entorno
del Río San Juan por mucho tiempo se convirtió en el
espacio donde la globalización, y sus diferentes procesos
históricos, “entraron” a territorio costarricense. El estudio
de las municiones podría complementarse con el análisis
de otras fuentes como los testimonios de guerra, la co-
rrespondencia entre los oficiales y los diarios de guerra,
para aumentar el conocimiento sobre las innovaciones
tecnológicas y métodos de batalla que el ejército de Costa
Rica aplicó durante el siglo XIX y en particular durante la
Campaña Nacional (Corella Ovares, 2018; Korte Núñez,
2017). De esa forma, en los estratos más superficiales se
han hallado artefactos más contemporáneos como mone-
das e incluso municiones de armas automáticas, posible-
mente ligadas al conflicto interno nicaragüense de la dé-
cada de 1980. En contraste, en los estratos más profundos
se encontró cerámica precolombina, lo que sugiere que la
zona ha sido transitada desde hace mucho tiempo.
Es deber de cualquier museo custodiar, conservar e inves-
tigar sus colecciones. Así se han desarrollado importantes
alianzas con instituciones y académicos con el objetivo
de avanzar en este último punto. Como el museo no cuen-
ta con equipo de investigación para estudiar y conservar
una colección arqueológica compuesta por materiales fe-
rrosos y artículos muy delicados (ver Imagen 6), se avan-
zará de manera muy cautelosa con el objetivo de no dañar
los objetos ni perder de vista su contexto. Para eso se hace
necesario el desarrollo de alianzas con el Museo Nacional
y la Universidad de Costa Rica para poder manipular y
tratar el material.
Imagen 4. Recolección en superficie. Fuente: M. Sánchez Pe-
reira (abril, 2017).
Imagen 5. Monedas de las décadas de 1970 y 1980. Fuente: V.
Novoa Espinoza (setiembre, 2016).
Imagen 6. Objeto de cobre o bronce hallado en La Trinidad.
Fuente: M. Sánchez Pereira (mayo, 2018).
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Actualmente se está desarrollando el proyecto de investi-
gación “Aportes a la reconstrucción del contexto históri-
co de la Batalla en la Trinidad de Sarapiquí de 1856: com-
prendiendo el origen de las municiones a través del aná-
lisis químico y microestructural” el cual tiene el objetivo
de analizar la composición química y morfológica de una
muestra de 15 municiones tipo minié y 10 municiones
esféricas que fueron halladas en el campo de batalla, con
el fin de comprender sus orígenes y generar información
relevante para la conservación de este tipo de municio-
nes. Este proyecto, adscrito al Centro de Investigación en
Estructuras Microscópicas (CIEMIC) de la Universidad
de Costa Rica, está basado en una propuesta interdisci-
plinaria que combina diferentes disciplinas como la Físi-
ca, Química, Biología, Geología, Historia y Arqueología
para un mejor entendimiento del pasado. Está liderado
por el físico Óscar Andrey Herrera, el cual cuenta con
mucha experiencia en la investigación con obras de arte y
objetos patrimoniales.
Se espera que esa experiencia investigativa siente las
bases para que profesionales y tesiarios de áreas afines
a la arqueológica, química, física e historia, conside-
ren realizar investigaciones en alianza con el MHCJS.
Las posibilidades son muy amplias.
Epílogo
El MHCJS tiene muchos retos a futuro con relación a
sus colecciones. El primer paso a seguir es el de tomar
el control de los objetos que se custodian y para eso es
indispensable tener un inventario completo de todas las
colecciones. Ese esfuerzo debe de ser precedido por una
importante gestión orientada a la conservación preventi-
va (García Fernández, 2013) ligada al desarrollo de una
política de colecciones, para sentar las bases para el de-
sarrollo de una cultura de conservación en la institución.
Esto implica necesariamente mejoras y reestructuracio-
nes en los acopios de la institución, mejores controles de
las condiciones microclimáticas del edificio e inversiones
en cuanto a estantería y equipo. También es importante
la adquisición de software especializado para administrar
las colecciones y generar información de calidad sobre
ellas.
Esa política también debe de delimitar la adquisición de
objetos y colecciones del MHCJS para depurar los inven-
tarios y orientar el futuro de la institución. Esto es muy
relevante, ya que es importante que el museo vaya racio-
nalizando la adquisición de nuevas colecciones y cierre el
portillo para aceptar cualquier objeto con poca vincula-
ción a la razón de ser de la institución.
Es importante que el MHCJS estreche relaciones con ins-
tituciones aliadas como el Museo Nacional, la Univer-
sidad de Costa Rica, el Archivo Nacional, la Biblioteca
Nacional y el Centro Costarricense de Producción Cine-
matográfica, con el objetivo de generar iniciativas a favor
de la manipulación, conservación, restauración e inves-
tigación de los objetos que forman parte del patrimonio
histórico cultural costarricense.
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