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Yulök Revista de Innovación Académica, ISSN 2215-5147, Vol. 2, N.º 1
Enero-Diciembre 2018, pp. 55-64
Vargas, C. La percepción social como factor determinante en la gestión del riesgo en Costa Rica: líneas de
reexión desde la experiencia de la extensión universitaria de la Universidad Técnica Nacional: el caso
de Trabajo Comunal Universitario en San Vicente de Grecia, 2016-2017.
c. Cómo se vive dentro del riesgo desde los relatos
comunales
Dentro de los aspectos más valiosos del proyecto, se en-
cuentran aquellas conversaciones que cuentan las histo-
rias de cómo se vive dentro del riesgo. La incertidumbre,
el miedo, la necesidad de protegerse y de proteger, y por
qué no, la decepción de vivir rodeado de condiciones de
alta vulnerabilidad socioeconómica. Desde el TCU se
dieron momentos en que el grupo de estudiantes logró
hacer empatía con la comunidad, y las personas respon-
dieron confiando sus historias.
Dentro de las situaciones más complejas que se vivieron
dentro de la ejecución del proyecto, fue el dar seguimien-
to a las posibles consecuencias del Huracán Otto y la Tor-
menta Nate. La comunidad al estar expuesta a emergen-
cias, se potencia con este tipo de situaciones y se genera
una necesidad de apoyo emocional, porque lo material es
complejo de resolver en lo inmediato. Así es como gru-
pos de estudiantes hicieron donaciones, llamaron a per-
sonas de la comunidad y, en algunos casos, les visitaron.
No es sencillo enfrentar los diversos momentos en los que
se vive dentro de condiciones de riesgo, ya que, como
personas socialmente construidas, tenemos muchísimos
factores socioculturales, económicos y emocionales, que
permean en cada una de las nuestras acciones. Estar y
vivir el momento de la emergencia, impacta profunda-
mente en las personas, por lo cual, se hace necesario un
proceso de acompañamiento y escucha, para que, desde
la academia y los grupos de estudiantes, se puedan dar
herramientas de acción.
La pobreza es una de las condiciones que coinciden den-
tro de las personas que están en alto riesgo. Esto incide
directamente, ya que, ante situaciones de emergencia y
órdenes de desalojo, y no tener dónde estar, las familias
regresan a sus antiguas casas. Este fue el caso de doña
María3, quien en el 2013 fue desalojada de su casa, ubica-
da en la zona de emergencia:
“(…) el día que nos sacaron, estaba pensando que ya
iba a empezar a llover. Yo me quedo viendo, y se vi-
nieron unos palotes, y volví a ver para abajo, y le dije a
mi esposo: se está yendo el terreno más abajo. En eso,
escuché a la gente decir: - vean, vean, como se está ca-
yendo todo. El Alcalde decidió y nos dijo: -va toda la
gente para afuera -” (María, entrevista personal, 2017).
¿Cómo sostener a una familia en otro sitio sin las condi-
ciones económicas? Es complejo, las ayudas institucio-
nales en estos casos son por plazos que no exceden los 3
3 Se utilizan nombres cticios.
meses, en donde se puede alquilar durante dicho periodo.
Sin haber podido resolver una situación de reubicación,
las familias reinciden en la vivienda y se exponen al ries-
go. El sentido de pertenencia, el arraigo y el significado
de la casa fue lo que a María más le dolía, esa incertidum-
bre de haber realizado un sacrificio grande para poder
construir su casa y perderla, aunado a las sensaciones de
incertidumbre que no se logran concretar para reubicarse:
“Fue horrible, perder lo que a uno le costó, porque
nos costó, nos costó. Tuve que dejar a mis hijos
mientras nos íbamos a trabajar, sacar puros prés-
tamos para meterle a la casa. A mí me encanta-
ba mi casa. Cuando yo vine a sacar los chunches,
ahí me agarró una melancolía, al no ver camas, no
ver nada (…). En ese momento me di cuenta que
(sic) había unas rajaduras, y es que nunca se nota-
ron. Pero habíamos vivido años ahí y nunca había
pasado nada”. (María, entrevista personal, 2017).
Si bien es cierto, dentro de las comunidades se pueden
compartir espacios y sentidos de pertenencia, las sensa-
ciones y los sentimientos correspondientes a la casa son
aspectos que son necesarios de comprender y de trabajar,
pues, este sentido de pertenencia, de lo mío, no se puede
recomponer y hace que se puedan obviar muchas de las
situaciones de riesgo. Esto lo ejemplifica otra de las per-
sonas de la comunidad, una de las afectadas con la emer-
gencia de 2017, Jairo, pues su vivienda se encuentra justo
en uno de los puntos que se declararon deshabilitados.
Para el momento de la entrevista, Jairo no había recibido
ninguna orden de desalojo, sin embargo, él no tenía la
intención de moverse hasta que le dieran vivienda nueva:
“Tengo 30 años de vivir aquí, y esta casa estaba a ras
del paredón. Pero, eso se fue lavando. Eso es cul-
pa de la Municipalidad que dio permisos para dis-
que un colegio o universidad allá arriba, y el agua
viene para acá. Después de que nos pidieron salir,
me vine para acá, no tengo porqué andar robando
(…). Si ellos vinieran y me dan la seguridad con
un documento formal de que voy a tener una vi-
vienda, yo me voy. Mientras, de aquí como le dije
a un montón de policías, ustedes no me pueden pe-
gar un balazo”. (Jairo, entrevista personal, 2017).
San Vicente es uno de los ejemplos a nivel nacional de
lo que sucede en situaciones de emergencia. Resulta
fundamental que la red de alerta para la atención de las
emergencias es de resaltar. Esta red es la que inmediata,
o posteriormente, evalúan para determinar si se catalogan
como desastres. Es por esta red que se puede asegurar que