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Yulök Revista de Innovación Académica, ISSN 2215-5147, Vol. 2, N.º 1
Enero-Diciembre 2018, pp. 89-100
Camacho, A. Estudios de Metrología Antigua: otra cara del espacio-tiempo.
técnica, esconde una síntesis del pensamiento de Newton
sobre Dios, la historia humana y su destino; fue conside-
rado como uno de los escritos apócrifos, no científicos,
de su obra.
Sin embargo, los diseños en planta del templo y de los
muros que lo resguardan, aportan una evidencia valiosa
de la realidad original de la construcción. Newton de-
dicó a esta investigación cerca de 60 años, muchos más
que a los Principia, sin haber encontrado la divinidad
en los números que representan las medidas del templo.
Con ese mismo interés, dedicó también bastante tiempo
hurgando en las medidas de las pirámides egipcias y, con
la misma desazón, no acertó en los resultados que espe-
raba. Sin embargo, el mérito de Newton, registrado en la
obra citada, se encuentra en haber determinado con sufi-
ciente precisión el tamaño en pies ingleses del fragmento
de medida que hoy se reconoce como codo real egipcio
(los codos antiguos, que he mencionado, son realmente
codos reales en el sentido de Newton), que describo más
adelante.
Los monumentos egipcios y otros siguen en pie y fueron
levantados por seres humanos que habitaron un mundo
remoto. Utilizaron sistemas de medición que, de natura-
leza divina o no, son diferentes de los actuales, mas no
alejados. En la época de las investigaciones metrológicas
de Newton, la ciencia de la arqueología era por demás
limitada, además, las plataformas de las pirámides se en-
contraban enterradas por arena de siglos de abandono y
deterioro, lo cual dificultaba las investigaciones. Sin em-
bargo, diferentes expediciones de arqueólogos, principal-
mente alemanas y británicas, desde finales del siglo XIX,
se aventuraron a desenterrar un sinnúmero de templos-zi-
gurat en la región de Medio Oriente. Se desplegaron,
además, levantamientos topográficos en la planicie de
Guiza con el fin de tener un control metrológico preciso y
definitivo de las longitudes de las pirámides principales.
Otro tanto ocurría con las exploraciones arqueológicas de
monumentos prehispánicos en México. Con esas activi-
dades, la arqueología se instauró como una ciencia autó-
noma con el acierto de incluir en su praxis el concepto
de medida de las longitudes de las estructuras materiales,
lo cual fue inherente de las actividades de exploración
hasta mediados del siglo XX. Lo anterior permitió mirar
otras fuentes de estudio para reafirmar o negar las medi-
das de los propios monumentos que menciona la Biblia.
Con el paso del tiempo, ello dio lugar para construir nue-
vas ramas de la arqueología, como la arqueoastronomía,
que han dado pie para reconocer ciertos significados de la
ciencia de la prehistoria sin atinar, todavía, en el verdade-
ro significado de las magnitudes monumentales.
No obstante, la metrología antigua es una ciencia olvi-
dada y poco considerada actualmente por la arqueología,
debido a que pocos investigadores han incursionado en
el reconocimiento de los fragmentos de medida de los
instrumentos de medición. Esos fragmentos contienen
atributos del origen de la ciencia antigua que Newton no
pudo desentrañar y que reflejan una visión fundamentada.
Este artículo se enfoca por el reconocimiento de esos
fragmentos y, principalmente, en el significado que otor-
gan a las medidas de los monumentos, que destacan una
perspectiva de estudio relacionada con el tiempo y el es-
pacio. Ante ello, dejó ver que los fragmentos determinan
un sistema de medición que atraviesa diferentes culturas
y civilizaciones a lo largo de unos cinco siglos. El pro-
blema que confrontó Newton consiste en que no alcan-
zó a mirar que las magnitudes del templo de Salomón.
No se midieron en codos reales como él lo supuso, sino
en codos geográficos egipcios. Otro fragmento del ins-
trumento de medición que se deduce del primero y que
se utilizaba ampliamente en la medición de todo tipo de
longitudes, principalmente aquellas de naturaleza geográ-
fica. El codo geográfico es el eje central sobre el que se
han construido las explicaciones sobre los monumentos,
que el lector podrá apreciar en el escrito.
Historia del tiempo
S. W. Hawking publicó, en 1988, A brief history of time,
una obra de divulgación sobre el espacio y tiempo en
la que intenta explicar el origen del universo, sin que
los lectores tengan conocimiento de las matemáticas.
Como varios de los investigadores de la historia de la
ciencia, sus explicaciones parten de la ortodoxia de la
ciencia griega, principalmente de las observaciones as-
tronómicas desarrolladas por el filósofo Aristóteles cerca
del año 340 a. C. Hawking asume que Aristóteles estimó
la circunferencia de la Tierra en 400 000 estadios (On the
heavens II, 298 B) a partir de la posición aparente de la
estrella polar entre las regiones de Egipto y Grecia, en
tanto la magnitud de un estadio la considera cercana a
200 metros. En su discurso, los 400 000 estadios, inclu-
yendo el tamaño del instrumento, son magnitudes aproxi-
madas, como si la situación prehistórica de estas últimas
fuera sinónimo.
Si Hawking hubiera hurgado en la antigua astronomía,
unos 2000 años antes de Aristóteles, se hubiera enterado
de que geógrafos habían determinado la longitud del arco
de meridiano que comprende la región egipcia, contenida
en esa época en 7.5 grados sexagesimales, incluyendo a la
Gran Pirámide de Guiza, en 1 800 000 codos geográficos
egipcios (Stecchini, 1971). De aquí que la circunferencia
de la Tierra, que pasa por ambos polos, se llegó a consi-