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Yulök Revista de Innovación Académica, ISSN 2215-5147, Vol. 8, N.º 1
Enero-Junio 2024, pp. 69-80
Vargas, C. El reggaetón como fenómeno sociocultural de consumo. Reexiones
desde gustos y percepciones de sus oyentes.
La música como hecho sociocultural y de consumo:
el reggaetón como producto de la cultura popular
La música, como expresión cultural, tiene un papel muy
importante dentro de la sociedad y en las subjetividades.
En efecto, según Ramírez (2006), la música está rela-
cionada con las identidades colectivas de dos maneras,
por un lado, refiere a ser un tipo accesorio de un gru-
po o una identidad colectiva, es decir, “es reflejo de esa
identidad en los terrenos artístico y cultural”, por lo cual,
es más “una expresión de una etnia, de una clase so-
cial, de un pueblo, de una nación, una cultura, etcétera”.
Mientras que la otra manera, indica el autor, “se refiere a
la derivación de una identidad colectiva sobre la base de
una preferencia musical” (p.251). Bajo esa perspectiva,
Ramírez (2006) indica que “la música es social, cultural
e histórica”, por lo cual, como tal “no existe la música
fuera de la sociedad”, y, dentro de sus características,
contiene expresiones socioculturales dentro del discurso
musical, contenido que invoca una serie de aspectos pro-
pios de la colectividad y la subjetividad, es decir, “posee
una capacidad interpelativa que, a través de la emotivi-
dad, crea ciertas identidades en el ámbito social” (p.261).
Por consiguiente, explica Ramírez (2006), “la música
crea sentidos de pertenencia en la medida en que configu-
ra un universo de sentidos que permite una identificación
intersubjetiva” (p.262).
La música, así como otras formas de expresión de la
cultura, en su concepción de “ser culto”, estaba valora-
da como un gusto de una clase social alta. Así lo explica
Rivero (2020), quien detalla que la cultura era sinónimo
de “gusto por el arte, la filosofía o la literatura solo podía
alcanzarse perteneciendo a una clase social elevada”, a
lo cual, se le denomina como “cultura de élite” (p.27).
Entonces, se entra a una línea de discusión en la que
la cultura, a pesar de ser un producto social que puede
caracterizar etnias, hábitos, costumbres, valores, entre
otros, no sólo de las sociedades actuales, sino de socie-
dades pasadas, entremezclándose y configurando nuevos
significados. Bien apunta Martínez (2015) que la relación
entre la música y la cultura está permeada por la institu-
cionalización social entre lo colectivo, lo subjetivo y su
significancia, ya que los
sonidos y ritmos en sus prácticas sociales y rituales,
allí la música logra estar inmersa en la cultura como
una forma de expresión y comunicación de pensa-
mientos y sentimientos, pero también en esta relación
es donde la música funciona como un acompañante en
las relaciones sociales (p.21).
Desde esa perspectiva, Martínez (2015) apunta a que, a
pesar de ser expresiones – como la música – que pueden
considerarse como supervivientes, “ha sufrido transfor-
maciones en el desempeño de sus funciones sociales, de
ahí que sea superviviente: es forma de expresión, de co-
municación, pero ahora también en una mercancía que
está inmersa en procesos de producción, distribución y
consumo” (p.19).
Por consiguiente, la música es una expresión sociocultu-
ral, pero a la vez, construye identidad y sentido de per-
tenencia. De ahí que, en otros momentos, representaba
cultura de élite. Sin embargo, diversos autores concuer-
dan en que la inclusión de las tecnologías dentro de la
sociedad, aunado a la continua mercantilización de todo
lo social, como producto ha sido masificado y comercia-
lizado, por una industria de lo cultural o industria cultu-
ral, tal y como se describió en el punto de “socialización
y cultura de masas como puntos clave”. No es menester
de este escrito discutir sobre las capacidades críticas para
las sensaciones de libertad frente al consumo, pero sí se
busca resaltar la relación entre la industria cultural, la po-
pularización de la manifestación cultural de la música, y
el enfoque de masas.
Entonces, para profundizar en ese debate, es importante
resaltar el concepto de “popular” y de “masas”, pues son
claves para visualizar cómo la música se puede ver como
un fenómeno sociocultural. Desde esa perspectiva, Mar-
tínez (2015) describe lo popular como una palabra con
diversos significados, pero que regularmente “se le cir-
cunscribe, por un lado, con prácticas relacionadas con el
folklore, tradiciones o creencias religiosas. Y por otro, se
le ha limitado como algo o alguien ordinario, pertenecien-
te a un estrato socioeconómico bajo, al vulgo, al pueblo”
(p.20). La autora lo complementa con cita a García Can-
clini, quien profundiza en la relación de lo popular con
desigualdades, pues indica que lo popular constituye en
“las formas con que los sectores subalternos reproducen,
transforman y representan sus condiciones de trabajo y de
vida” (p.20). Como complemento de lo anterior, Martínez
(2015), citando a Shuker, detalla que “lo popular es la
masa, la masa es lo popular”, por lo cual, basándose en
Ortega y Gasset, explica que:
…lo que define a la masa es su carácter homogéneo,
dado que su principal característica es generar una
identidad colectiva que propicie una sociedad unifor-
me: una sociedad de masas. Donde la sociedad-masa
tiene como característica principal, la necesidad de
ser dirigida y moldeada por un agente externo, dado
que no es capaz de dirigirse a sí misma (p.21).
Como se ha descrito con anterioridad, al igual que Martí-
nez (2015), Rivero (2020) coincide también en que lo po-
pular y las masas están entrelazadas. Pero específicamen-
te, resalta que existe una cultura de masas y que ese fac-
tor externo que menciona Martínez refiere directamente