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Yulök Revista de Innovación Académica, ISSN 2215-5147, Vol. 5, N.º 2
Junio- diciembre 2021, pp. 30-38
Vargas, C. (2021). El Trabajo Comunal Universitario de la Universidad Técnica Nacional como herramienta de
transformaciones sociales: Reexiones desde el TCU-115
finitiva, y albergando a 74 durante la emergencia, aunque
no se presentaran muertes (p.60). Para el 2016, la comu-
nidad tenía una población de alrededor de 619 personas
distribuidas en seis sectores.
En la segunda etapa, la comunidad de Altos de Peralta
es extensa en sus dimensiones, y se ubica sobre la radial
Arnoldo Kooper Vega, reconocida por los cañales y ven-
tas de autos usados. Pertenece al distrito de Puente de
Piedra de Grecia, y posee una población de 2.548 per-
sonas, según datos suministrados por el Área de Salud
de la Caja Costarricense de Seguro Social de Grecia a
inicios de 2018. En esta comunidad, tras su extensión,
se establecieron como prioritarias por parte del Comité
Comunal de Emergencias: Calle Fonseca, Calle Viyo y
Calle Valerio.
El proyecto pasó diversas situaciones y alianzas para su
realización, tal como se anota, inició su constitución du-
rante el 2015, a partir de una propuesta que había sido
construida previamente y que fue mejorada por el equi-
po académico, según la lectura de la situación social de
ese momento. La aprobación, por parte de las autoridades
universitarias, dieron al traste con su ejecución a partir
del 2016, se tomaron en cuenta los diversos parámetros
descritos para la selección de dos comunidades bajo con-
diciones de riesgo. La clave del proyecto refiere a en-
tender que la cotidianidad es un factor que incide en la
realización de acciones preventivas, tanto por percepción
– lo cual se detalla en la discusión teórica – como por
actividades de rutina. Es en este punto donde las acciones
propias del TCU, desarrollan transformación social, pues
ponen en práctica acciones concretas de manera cualita-
tiva, para que las personas de la comunidad puedan vi-
sibilizar las condiciones de riesgo y, en sumatoria, im-
pactar en elementos claves como en procesos educativos
relacionados a la sensibilización, como en capacidades de
prevención, monitoreo y alerta.
Discusión teórica
Los referentes teóricos se concentran en los siguientes
conceptos: gestión del riesgo y percepción del riesgo.
Ambas son claves para realizar diversas dinámicas de
acercamiento a las prácticas sociales en la prevención de
desastres y emergencias. Frente a ello, Pauls (2004), reto-
ma a Ulrich Beck para explicar el concepto de riesgo, ya
que este expone que hay una vinculación directa entre la
naturaleza y el daño que se genera tras la modernización
como proceso civilizatorio (p.123).
La relación planteada es una de las más relevantes, ya
que el confort generado en la humanidad, permea directa-
mente en las prácticas de la vida cotidiana, las cuales ob-
vian vínculos directos entre las acciones humanas como
determinantes en los hechos ocurridos en la naturaleza.
De ahí que, según Mansilla, citado por Chavarría y Cam-
pos (2005), el enfoque naturalista daba como denomina-
ción el concepto de “desastres naturales” para designar
los efectos de las situaciones de riesgos vinculadas a
eventos naturales. Es por ello que Chavarría y Campos
(2005), la dimensión social del riesgo o la construcción
social del riesgo es fundamental para acercarse a explicar
el riesgo como toda aquella posibilidad o probabilidad de
ocurrencia a una situación desastrosa para la vida y el
entorno de esta (p.46ss).
Lo anterior es preámbulo para trascender el concepto de
riesgo desde una dimensión social planteada por Lavell
(s.f.), quien toma como base que el riesgo genera conse-
cuencias sociales, y, por tanto, “se refiere a un contexto
caracterizado por la probabilidad de pérdidas y daños en
el futuro, las que van desde las físicas hasta las sicosocia-
les y culturales.” (p.2).
Para Lavell (s.f.), para que exista el riesgo deben com-
binarse dos condiciones: la vulnerabilidad y la amenaza.
La primera refiere a un constructo social, ya que en esta
se detallan características sociales que predisponen a los
diversos sectores sociales a sufrir los impactos de un
evento externo, y estos, en sumatoria, son determinantes
para dificultar la recuperación posterior al desastre. (p.2).
Por otra parte, la amenaza es vista como la posibilidad
de algún evento que pueda causar daño a las sociedades.
Vargas (2018), citando a Lavell, explica que el autor pro-
pone tres tipos de amenazas: a) Naturales, todas aquellas
situaciones o actividades plenas de la naturaleza provoca-
das por dinámicas de tipo geológicas, atmosféricas, oceá-
nicas, etc; como, por ejemplo, sismos, huracanes, tsuna-
mis, etc; b) Socio-naturales, causadas por la combinación
o relación del mundo natural con las prácticas sociales,
tales casos son las inundaciones, sequías, deslizamientos,
desgaste de la capa de ozono; c) Antropogénicas, las cua-
les tienen como origen actividades totalmente humanas,
en los que podemos encontrar la contaminación, explo-
siones, derrames de materiales tóxicos, entre otros (p.59).
Por último, el concepto de percepción del riesgo es ca-
racterizado por Aguilar y Brenes, así como por Caballe-
ro. En el caso de las primeras autoras, Aguilar y Brenes
(2008), explican que la percepción pasa por diversos pro-