Cuarenta lustros
Resumen
En el menoscabo inminente de mi salud me encuentro un tanto taciturno ya que, Tal vez los cuarenta lustros no sean tan interesantes ni mucho menos alegóricos. He pretendido sonreír con entusiasmo y rebuscar en éste sombrío panorama la luz que pudiese dar sentido al vivir. Con una rehusada camisa, los mismos zapatos rotos que esquivan las miradas tétricas del estrato social, aun así, recaudo con angustia los cincos que me hacen falta para completar la matricula del siguiente cuatrimestre, con un empleo de medio tiempo que apenas alcanza para subsistir. Mi desobediencia moralista me ha permitido parir tres hijos a pesar de mi condición, catalogados por su errante ética como bastardos, incumpliendo sus leyes “naturales de la literatura y de la vida”.